La noche del 3 de diciembre, el silencio habitual de una calle en Los Olivos se quebró cuando un empresario de abarrotes fue secuestrado a unos pasos de su vivienda. El hombre acababa de estacionar su camioneta y se disponía a abrir la reja que protege la cuadra cuando fue interceptado por cuatro ciudadanos extranjeros que lo habían seguido desde la zona de Fiori, donde queda su negocio. Todo ocurrió en segundos.
La escena fue observada por vecinos y clientes de una bodega cercana. Algunos apenas lograron ver cómo los hampones lo obligaban a subir a un vehículo blanco, mientras que otros quedaron paralizados ante la violencia del momento. La camioneta de la víctima quedó abandonada, con las luces encendidas y las puertas abiertas, como un recordatorio del ataque que acababa de ocurrir.
El empresario, identificado como paciente oncológico recién operado, no pudo ofrecer resistencia. Los delincuentes bajaron armados, se movieron rápido y desaparecieron rumbo a la avenida Angélica Gamarra. La banda también usó una motocicleta para cubrir su escape. El tiempo entre la interceptación y la fuga fue mínimo.
Los familiares del empresario se enteraron casi de inmediato. Vecinos y testigos los alertaron, y al salir de la vivienda encontraron la camioneta tal como los secuestradores la dejaron. La primera medida fue bloquear todas las cuentas bancarias para evitar cualquier transferencia forzada. Luego acudieron a la comisaría Sol de Oro para presentar la denuncia.
Desde esa dependencia, el caso fue derivado a la Dirincri. La división de secuestros asumió la investigación, activó los protocolos y comenzó a revisar las cámaras de seguridad de toda la zona. Las imágenes serían clave para reconstruir el recorrido de los hampones.
Testigos señalaron que los cuatro sujetos actuaron de forma coordinada: descendieron del vehículo blanco, amenazaron al empresario y lo subieron a la fuerza. El hombre, debilitado por su reciente operación, terminó completamente en manos de sus captores. La moto que acompañaba al auto ayudó a bloquear la calle por unos segundos.
Durante esas horas de angustia, los familiares se mantuvieron en contacto con la Policía, mientras agentes especializados buscaban cualquier rastro del vehículo utilizado. La prioridad era evitar un daño mayor, y por ello la familia insistió en mantener bloqueadas todas las cuentas del empresario.
Aproximadamente tres horas después, la situación dio un giro inesperado. El empresario apareció abandonado frente a su propio negocio en Fiori. No presentaba lesiones graves, pero sí un evidente estado de confusión. Sus parientes señalaron que pudo haber sido drogado, pues apenas podía recordar lo ocurrido.
Las autoridades aún no confirman si hubo pago de rescate. La familia mantiene total hermetismo y solo indica que el empresario se encuentra estable. La ausencia de negociaciones directas y la rapidez con que fue liberado mantienen abiertas varias hipótesis dentro de la investigación.
Agentes de la Dirincri ya recolectaron las grabaciones de las cámaras colocadas en la cuadra donde ocurrió el secuestro y en los alrededores del negocio en Fiori. Con estos registros buscan identificar a los hampones, determinar el trayecto exacto y establecer si hubo un seguimiento desde horas antes.
Vecinos y clientes que presenciaron el rapto también brindaron su testimonio. Sus relatos coinciden en que los delincuentes actuaron con precisión, moviéndose como si ya tuvieran estudiada la rutina del empresario. La Policía evalúa si la banda pertenece a un grupo dedicado exclusivamente a secuestros exprés.
El estado alterado del empresario refuerza la posibilidad de que haya sido sedado durante el cautiverio. La familia pidió que descanse en su vivienda y que las diligencias médicas se realicen sin exponerlo demasiado, dada su condición de salud.
Las cifras acompañan la preocupación. Lima Norte es una de las zonas más afectadas por este delito, con reportes de hasta 25 casos en un mes. A nivel nacional, los secuestros han aumentado en un 139% en los últimos cuatro años, una señal clara de la gravedad del problema.
Por ahora, la Policía mantiene su vigilancia en la zona y continúa con el análisis de cada imagen recopilada. Los vecinos, alertas, esperan que la investigación permita la captura de la banda que convirtió una noche cualquiera en un capítulo más del creciente clima de inseguridad en Los Olivos.
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