Por: Mónica Rochabrum
Dos sanguinarios sicarios venezolanos, a bordo de una moto lineal, balearon sin piedad a un padre de familia, sin importarles que este tenía a su lado a su pequeño hijo de solo cinco años, en Santa Anita.
El hombre, antes de morir, protegió con su cuerpo al niño, que se salvó de milagro, pues un proyectil le rozó la cabeza.
A las 3 de la tarde, Efren Abel Condori Mamani (40) llegó en su auto B5M-188 a la cuadra 1 de la calle Tiahuanaco. Llevaba de copiloto a Axel, el último de sus hijos, y sin bajar del carro conversó con un amigo, que estaba de pie al lado de la puerta.
De pronto, una moto lineal con dos ocupantes pasó por su costado. A los pocos segundos volvió, uno de los sujetos bajó y disparó cuatro veces al padre de familia, que murió al instante.
Su pequeño fue llevado al Hospital Hipólito Unanue, donde se informó que está fuera de peligro.
Los pistoleros fugaron rumbo a El Agustino.
VUELO HUMANITARIO
Abel Condori radicaba en Argentina y llegó el 8 de setiembre al Perú, en un vuelo humanitario, para cumplir la promesa de hacer una misa a su madre Natividad, quien falleció de coronavirus.
Después fue a su barrio a despedirse de sus seres queridos porque en unos días regresaría a tierras gauchas.
“El 15 de octubre debía irse. Solo vino a despedirse de su hermana y amigos, pero lo atacaron a balazos. Vivía desde hace muchos años en Argentina. No sabemos si lo amenazaron o se confundieron”, contó una pariente.
La víctima deja en la orfandad a tres hijos.