
El miedo volvió a apoderarse de los transportistas en San Juan de Lurigancho. La noche del martes, un chofer de la empresa Santa Catalina fue atacado a balazos por presuntos sicarios mientras abastecía gasolina en la avenida Circunvalación. El violento hecho se atribuye a la banda criminal ‘Los Injertos de SJL’, que dejó un manuscrito extorsivo en el bus.
La víctima fue identificada como Marco Antonio Huamán Cosco, conductor de la línea C. Según testigos, un sujeto bajó de una motocicleta, subió a la unidad y disparó al menos dos veces contra el trabajador, hiriéndolo en la pierna y en el abdomen. Tras el ataque, colocó un mensaje amenazante dirigido a la empresa.

“O se comunican o a la siguiente les dejo un muerto”, se lee en el escrito firmado por ‘Los Injertos de San Juan de Lurigancho’. El documento, breve pero contundente, evidenció que se trataba de un nuevo acto de extorsión contra la compañía de transporte que ya viene siendo blanco de ataques durante el 2025.
El conductor fue auxiliado por sus compañeros y trasladado de inmediato al Hospital de Canto Grande, donde permanece estable. A pesar de la gravedad de las heridas, los médicos confirmaron que se encuentra fuera de peligro, aunque seguirá bajo observación médica.
CINCO ATENTADOS EN LO QUE VA DEL AÑO
Los trabajadores de la empresa Santa Catalina denunciaron que este es el quinto atentado en lo que va del año. Las rutas A, B y C han sido blanco constante de ataques armados y amenazas extorsivas en la zona de Canto Grande.
“Pagamos 10 soles diarios a cuatro bandas y aún así nos siguen atacando”, denunciaron los transportistas fuera de cámaras. En total, deben entregar hasta 40 soles al día para poder trabajar, pero aun cumpliendo con las cuotas, la violencia no se detiene.
Según versiones recogidas, la banda de ‘Los Injertos’ no habría sido incluida recientemente en los pagos de cupos, lo que habría motivado la represalia directa contra el chofer. “Están tratando de imponer su poder a balazos”, advirtieron los dirigentes.
El ataque, además, encendió las alarmas en las familias de los transportistas, que aseguran vivir en una constante zozobra. “Hoy fue Marco, mañana puede ser cualquiera de nosotros”, lamentaron.

PROTESTA Y EXIGENCIA DE SEGURIDAD
Ante la falta de garantías, conductores, cobradores y dirigentes de Santa Catalina decidieron suspender sus labores y reunirse en el paradero final de Caja de Agua. Allí anunciaron que marcharán hacia el Congreso en busca de medidas concretas de seguridad.
“Estamos abandonados, nadie nos protege. Nos obligan a pagar, y aun así los ataques siguen”, señalaron los trabajadores durante la concentración.
La comisaría de Canto Grande ya inició las investigaciones correspondientes para identificar a los responsables. Sin embargo, la desconfianza se mantiene: los transportistas creen que, sin una acción firme, los extorsionadores seguirán sembrando el terror en San Juan de Lurigancho.
“Queremos trabajar tranquilos, pero si las autoridades no actúan, el próximo ataque puede costar una vida”, advirtieron.
Por ahora, la empresa Santa Catalina se mantiene paralizada, en espera de una respuesta que garantice lo que hoy parece un lujo en SJL: la seguridad para ganarse la vida.
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