A plena luz del día y delante de decenas de personas, el mototaxista José Rondón Caraballo (33) asesinó de una cuchillada en el estómago a su compatriota José Figueredo Uray (21) porque no le quiso decir donde estaba su pareja, que era madre de la víctima, en San Juan de Lurigancho.
“Ella se había ido de la casa sin ninguna explicación. Yo le preguntaba a su hijo dónde estaba y no me decía”, argumentó el sospechoso.
Furioso, Rondón fue a buscar a Figueredo al puesto donde vendía ceviche, en el paradero 8 de la avenida Wiesse, y lo atacó. Ocurrió al mediodía. La víctima fue auxiliada por sus familiares al hospital de Canto Grande, pero dejó de existir.
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El sujeto se dio a la fuga y, al día siguiente, se comunicó con el dueño de la mototaxi con la que trabajaba desde hace meses. “Lo llamó de un teléfono particular para pedirle mil 500 soles a cambio entregarle la moto en la estación ‘San Martín’ del Metro de Lima. A esa cita nunca llegó”, detalló el jefe de la División Policial Este 1, coronel Gilberto Castañeda.
Horas después, el presunto autor del homicidio se comunicó, nuevamente, con el propietario y lo citó en un hostal de El Agustino. “El dueño de la moto le entregó 800 soles y fue ahí donde se intervino al sospechoso”, precisó.
Detectives del Departamento de Investigación Criminal 1 de San Juan de Lurigancho, al mando del comandante José Luis Quispe, cercaron a Rondón y lo redujeron sin contratiempos. En la mototaxi, que estaba estacionada en la cochera del hospedaje, se halló un cuchillo con restos de sangre. Se presume que sería el arma homicida.
“Pensó que la madre lo estaba traicionando y que el único que conocía del caso y se lo estaba ocultando era el hijo”, refirió el jefe policial.