La pequeña de 11 años fue inscrita por sus padres en los talleres de verano que se dictan en la comisaría de Canto Rey, en San Juan de Lurigancho. La niña estaba muy entusiasmada con lo que aprendía en su curso de pedrería que llevaba.
El padre, Jorge Vellaneda, dejó a su hija cerca de la comisaría Canto Rey, en San Juan de Lurigancho. Vellaneda nunca imaginó que sería la última vez que vería a su pequeña con vida y el infierno que viviría en unas horas.
Las investigaciones indican que la niña sí entró a la comisaría y se retiró de su curso con normalidad. Existen cámaras de seguridad donde la pequeña es captada caminando sola por las calles de San Juan de Lurigancho y otra donde sale acompañada con un hombre mayor en una bicicleta.
"Por mi negocio, he tenido algunos problemas económicos con personas que me deben dinero. He interpuesto juicios y algunos los he ganado. No sé si esto se debe a un ajuste de cuentas, a envidia, no lo sé", comenta el Jorge Vellaneda tratando de encontrar una razón para alguien le quite la vida a su hija.
Vellaneda indica que el buscó a su hija durante la madrugada y pidió ayuda a unos policías que se encontraban por la zona. El padre indica que los policías del patrullero no sabía que había una niña perdida.
La hora fatal. Un mototaxista fue el que se percató que había "algo" quemándose a 10 cuadra de la comisaría de San Juan de Lurigancho. "Me acerqué y con mi extintor apagué el humo. Llamé a la policía y ellos dijeron que se trataba de la niña perdida", cuenta el hombre.
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