TROME | 'Pequeño J' proviene de estirpe criminal en Trujillo. Video: Panamericana
TROME | 'Pequeño J' proviene de estirpe criminal en Trujillo. Video: Panamericana

En los barrios más duros de Trujillo, el apellido Valverde siempre estuvo ligado a la violencia. Allí, en La Esperanza, creció Tony Janzen Valverde Victoriano, más conocido como ‘Pequeño J’, el joven peruano acusado de planificar el triple femicidio de tres mujeres en Florencio Varela, Argentina. Pero su historia empezó mucho antes, en el seno de una familia marcada por la delincuencia.

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Su padre, Janhzen Valverde Rodríguez, fue un criminal conocido en la zona. Integró la banda ‘Los Injertos de Nuevo Jerusalén’ y se hacía llamar ‘Pablo Emilio Escobar’ en redes sociales. En sus fotos y videos caseros aparecía disparando armas, bebiendo licor y abrazando a su hijo, a quien había bautizado como Tony en honor a Tony Montana, el protagonista de Caracortada. Desde pequeño, el niño fue moldeado bajo la idea del “bandido” como figura de respeto.

Padre de Pequeño J se hacía llamar 'Pablo Emilio Escobar' en redes.
Padre de Pequeño J se hacía llamar 'Pablo Emilio Escobar' en redes.

“Toda la vida bandido”, solía escribir en sus publicaciones, incluso en las fotografías en las que aparecía con su por entonces pequeño hijo.

Las grabaciones familiares mostraban cómo el vínculo entre padre e hijo giraba en torno a los códigos del crimen. Había disparos, alcohol y frases que ensalzaban la violencia. En esos videos, el futuro asesino apenas era un adolescente, pero ya respiraba el mismo aire de brutalidad y desafío que marcó a su progenitor.

En diciembre de 2018, el destino alcanzó al padre. Un sicario de la banda rival ‘El Gran Marqués’ lo ejecutó con tres disparos en plena calle. Tony tenía solo 13 años, pero aquel crimen fue un punto de quiebre. En Facebook escribió una frase que hoy parece una premonición: “Esto no va a quedar así, si nadie hace nada yo mismo lo hago con pana y elegancia”.

UNA HERENCIA MANCHADA DE SANGRE

Esa publicación fue interpretada como un juramento. Desde entonces, quienes lo conocieron aseguran que ‘Pequeño J’ asumió la violencia como un legado familiar. Su entorno se encargó de recordarle quién había sido su padre: un hombre temido en Trujillo, asesinado por otros como él.

Pero la genealogía criminal iba más allá. Los tíos de Tony, Manuel y Luis Valverde Rodríguez, también aparecen en los registros policiales de La Libertad por casos de extorsión, homicidio y robo agravado. Manuel, alias ‘Chuman’, fue acusado de un asesinato en 2012; Luis, conocido como ‘Serranasho’, cayó un año después con un arma en la cintura. Los Valverde eran sinónimo de crimen en La Esperanza.

Con esos antecedentes, el joven Tony no tuvo escapatoria. Creció rodeado de armas, drogas, apodos y relatos de poder. Su padre le repetía que “toda la vida bandido” era una forma de ser. En las redes sociales de Janhzen, esa frase se volvió un emblema familiar.

A los 15 años, ‘Pequeño J’ viajó a Argentina. Según la policía, allí empezó su propio imperio criminal: cobros de cupos, venta de droga y control de barrios enteros. Se había convertido en un líder precoz, con una frialdad que aterraba incluso a sus socios.

Narco peruano 'Pequeño J' fue trasladado al penal de Cañete, mientras se procesa la solicitud de extradición hacia Argentina. Foto: INPE
Narco peruano 'Pequeño J' fue trasladado al penal de Cañete, mientras se procesa la solicitud de extradición hacia Argentina. Foto: INPE

DE TRUJILLO A FLORENCIO VARELA

El 20 de septiembre, la brutalidad alcanzó su punto más alto. Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez fueron secuestradas, torturadas y asesinadas en una casa de Florencio Varela. Parte del crimen fue transmitido en vivo por redes sociales. La Fiscalía argentina lo señaló como autor intelectual del triple femicidio narco.

La investigación se extendió por tres países. Hubo detenciones en Argentina, Bolivia y Perú, hasta que ‘Pequeño J’ fue finalmente capturado en Pucusana, al sur de Lima. Había cruzado la frontera desde Bolivia en un micro y se ocultó en un camión de pescado.

Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez fueron asesinadas brutalmente el pasado 19 de septiembre.
Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez fueron asesinadas brutalmente el pasado 19 de septiembre.

Su caída cerró un círculo trágico: el hijo del criminal que se hacía llamar Escobar terminó reproduciendo la misma historia de sangre que heredó. Hoy, enfrenta un proceso de extradición a Argentina por triple homicidio agravado, tortura y asociación ilícita.

En los barrios de Trujillo, todavía circulan los viejos videos donde su padre disparaba al aire con una sonrisa. Para muchos, esa imagen explica todo: un hijo criado en el eco de los balazos, un apellido tatuado en la historia del crimen y una lección que, en su casa, se aprendía antes que la escuela.

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