Las cifras son de terror y siguen en aumento. Personas acribilladas a plena luz del día y en lugares públicos, como en la denominada ‘matanza de San Miguel’, son moneda corriente. Gran cantidad de casquillos de bala regados por el suelo, inocentes muertos en el camino, los sicarios se hacen cada vez más salvajes y sanguinarios y parecen no tener miedo.
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Según data de la Policía Nacional del Perú (PNP), entre enero y septiembre de 2022 se habían registrado alrededor de 219 asesinatos por encargo. Pero los números siguen en aumento y, entre aquel septiembre de 2022 y el último enero de 2023, se registraron 168 crímenes por encargo.
Es decir, casi 34 al mes, más de uno al día y 8 por semana en promedio. En el 40% de los casos las víctimas asesinadas suman más de una persona, es decir, la misión del sicario, en esos casos, es matar a su objetivo junto con todos sus acompañantes o familiares, sin importar si son menores de edad, sin miedo a herir transeúntes casuales, como ocurrió el pasado 6 de febrero en San Miguel.
Lo más alarmante es que, en el año 2015 en nuestro país se registraron 93 muertos por sicariato; en 2020, la cifra aumentó a 219 asesinatos por encargo a nivel nacional, mientras que el 2021, solo en Lima, se registraron 219 muertes y el 2022 la cifra superó las 300 muertes.
Lo mismo ocurre con las extorsiones. Según la Policía Nacional, en el 2021, solo en 35 distritos fiscales del Perú hubo 4700 denuncias por extorsión, 64% más que en el 2020. Y en 2022, de enero a inicios de diciembre, la Policía ya contaba 5200 casos, 22,5% más que lo registrado en todo 2021. Y eso solo hablando de los casos denunciados.
Según datos de Aprosec y el Inei, en el Perú, los sicarios son hombres jóvenes, algunos menores de edad incluso, y tienen entre 14 y 25 años. La mayoría han sido previamente entrenados para usar armas de fuego y generalmente son contratados por bandas organizada o un pariente involucrado en el mundo del hampa.
Muchos de ellos son “herederos” o siguen la línea parental, son nietos, hijos, sobrinos de cabecillas que están presos en algún penal o que han muerto durante un hecho delictivo.
La Policía, durante los diversos operativos que realiza, ha detallado que el 75% de muertes por sicariato son por ajustes de cuentas, el resto, se dan por extorsión o venganza. De esta manera, las mafias, ya sean peruanas, extranjeras o mixtas (peruanas con extranjeros) siguen causando el pánico en las calles de las ciudades.
Los factores de esta creciente ola de asesinatos en el país son diversos según el ingeniero Juan Carabajal, analista de datos, y la migración extranjera es uno de estos factores.
“Uno de los factores es la venida de población extranjera, y uno ve en las noticias el tema del sicariato, la delincuencia que también ha venido aumentando y se ha venido focalizando en regiones como La Libertad, Piura, Lima y Callao que están empujando que en estos últimos seis años la cifra de homicidios haya estado en aumento”, advirtió Carbajal.
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En las escenas de crímenes suele verse una gran cantidad de casquillos regados por el suelo. Según el fotógrafo del grupo ‘El Comercio’ César Grados, quien lleva más de una década cubriendo crímenes cometidos por sicarios, los asesinos por encargo de los últimos años no son ‘expertos’ en el oficio de matar. “Eso lo notas por la cantidad de balazos que encuentras en la escena del crimen. El sicario de los años 90 y los 2000 aplicaba de forma certera un balazo para fulminar a su víctima. En escenas del crimen en los últimos tres años se pueden hallar 50 o hasta 60 casquillos de bala para una sola víctima. Esos sicarios tienen el oficio como un cachuelo más: de día se dedican a robar y por la noche matan a cambio de 500 o 1000 soles”, dijo Grados a dicho diario.
“Siempre vas a encontrar más de 5 disparos. He llagado a observar mas de 50 disparos, casquillos en la escena. La mayoría es con moto o moto lineal. Siempre dos personas, con casco, cubiertos, siempre de negro”, sostiene Joel. “El sicario siempre va a seguir a su víctima hasta donde vive”, añadió el experto reportero gráfico.
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