
Cuando Natalya Kasianova llegó a Lima en 2008, traía consigo el aire glamoroso de una heredera europea: alta, rubia, millonaria y sin apuro por trabajar. Era hija del empresario Valentín Kasianov, dueño de la aerolínea Star Perú, y se movía entre la élite como quien pisa terreno conocido. Pero lo que comenzó como un desembarco de lujo, con departamento exclusivo y apariciones en fiestas privadas, terminó años más tarde en los pasillos de un tribunal penal.
Hoy, a sus 36 años, la llamada ‘Gringa Dinamita’ purga una condena de 15 años de prisión en República Dominicana por secuestrar y torturar a su expareja. Su historial delictivo es largo y escandaloso, con episodios que incluyen posesión de armas, ataques a policías, y detenciones por violencia. Lo que alguna vez fue portada de sociales, se transformó en una cadena de expedientes judiciales.

En Lima, bastaron unos meses para que dejara los salones exclusivos y se hundiera en ambientes más marginales. Fue vista primero en fiestas universitarias, luego en zonas peligrosas del Callao.
La policía la capturó tras participar en un intento de asalto a un taxista, disparando al aire con una pistola. “No tengo necesidad, no sabes quién soy”, gritaba, mientras la llevaban esposada. Ya no era ‘la rusa de la alta sociedad’, sino una ficha policial.
Aunque su defensa alegó que fue otra persona quien disparó, la escena quedó marcada por su figura derrumbada y alterada. En aquel momento, ya era madre de un niño que residía con su abuelo en República Dominicana.
Los caros abogados presentados por su padre la presentaron como una joven enferma, víctima de sí misma: bipolar, autodestructiva, con adicción severa a las drogas y el alcohol.
Su estrategia legal evitó la cárcel en el Perú. Fue enviada entonces a República Dominicana con la condición de someterse a tratamiento. Pero allá, su espiral de violencia no solo continuó, sino que se agravó.

CITÓ A SU EXNOVIO Y LO TORTURARON
El caso que selló su destino judicial ocurrió el 23 de mayo de 2022. Según la denuncia de Miguel Ángel Linares, un joven dominicano de 21 años, fue citado por Kasianova a un departamento en una torre de la avenida 30 de Mayo, en Santo Domingo. Supuso que hablarían sobre la tormentosa relación que habían terminado semanas antes.
Pero lo esperaba una emboscada. Fue recibido por Luis Vargas, quien lo condujo hasta la vivienda donde se hallaban Michael Jaironel Castillo y la propia Natalya. Según la acusación, los dos hombres lo golpearon brutalmente mientras ella grababa la agresión. Linares fue amarrado, amordazado, agredido por horas, y luego arrojado desde un auto en movimiento.
Con esfuerzo logró pedir ayuda. La Policía Nacional recogió testimonios, videos y pruebas periciales. La escena fue tan violenta que el expediente llegó rápidamente a juicio. El Ministerio Público presentó cargos por tortura, secuestro y actos de barbarie. No era el primer antecedente de Natalya en ese país: ya había agredido a un policía con arma blanca y figuraba en múltiples detenciones por violencia y posesión de drogas.
Durante el proceso, sus abogados repitieron la narrativa del desequilibrio emocional, pero las pruebas eran abrumadoras. En las grabaciones, según los informes, se la ve liderando la agresión. La defensa se debilitó aún más cuando el propio Linares, con lágrimas en los ojos, declaró que tuvo que “enamorarla de nuevo” para que pudiera ser arrestada.

FUE SENTENCIADA A 15 AÑOS
El Cuarto Tribunal Colegiado del Distrito Nacional no tuvo dudas: Natalya Kasianova, Michael Jaironel Castillo y Luis Vargas fueron condenados a 15 años de prisión cada uno. Los cargos incluyeron porte ilegal de armas, uso de objetos cortopunzantes y delitos contra la integridad física de la víctima. El tribunal señaló que la ucraniana lideró la agresión y violó múltiples artículos del Código Penal dominicano.
Mientras tanto, medios dominicanos revelaron nuevos testimonios y antecedentes. Un policía la acusó de haberlo atacado en plena autopista con un cuchillo. Su historial la muestra como una mujer con acceso a poder y dinero, pero envuelta en constantes episodios de violencia.

DE LA FAMA AL ABISMO
Natalya Kasianova fue, por un breve momento, la promesa de una vida de glamour en Lima. Su llegada causó revuelo. Pero en menos de un año, pasó de las portadas de sociales a las crónicas policiales. Y quince años después, su nombre ya no se asocia al lujo, sino a la violencia, el delito y una caída sin retorno.
El juicio que culminó con su condena parece cerrar un ciclo de excesos y escándalos que cruzó fronteras. De Lima al Callao, de Sosúa a Santo Domingo, dejó una estela de denuncias, adicciones, agresiones y víctimas. Hoy, tras una sentencia firme, la llamada ‘Gringa Dinamita’ enfrenta la realidad de una celda, lejos del privilegio con el que llegó.
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