
La escena fue tan violenta como insólita: una camioneta Lexus irrumpió a toda velocidad dentro del restaurante ‘El Charrúa’, en La Molina, dejando mesas destruidas, sillas volando y dos personas heridas. El conductor era Miguel Ángel Requejo Astochado, un empresario limeño de 51 años que desató su furia tras ser expulsado del local por causar disturbios en presunto estado de ebriedad.
Pero este brutal ataque no fue un hecho aislado. Detrás del volante iba un hombre con un preocupante historial de agresiones y conducta irregular. Requejo no solo fue denunciado en el pasado por violencia física contra una vecina, sino también por daños a la propiedad y por intentar obtener una licencia para portar armas con documentos falsos.
Según registros de la Superintendencia Nacional de Control de Armas (Sucamec), en 2023 Requejo fue sancionado tras presentar un examen psicológico adulterado como parte del trámite para renovar su permiso de armas. El caso no llegó a la vía penal, pero reveló una tendencia a evadir normas con engaños.

Además, en 2014, una vecina lo denunció por golpearla con una correa sin motivo aparente. En otro episodio, estrelló su vehículo contra el portón de un edificio, tiró abajo una reja y huyó sin asumir responsabilidades. Todos estos episodios configuran un patrón que hoy cobra relevancia judicial.
UN HOMBRE DE NEGOCIOS CON DOBLE CARA
Requejo Astochado es gerente de Miromina S.A., una empresa familiar vinculada al sector del acero. Ingeniero mecánico de formación, también ostenta un máster en gestión empresarial. En el papel, un profesional exitoso. Pero su entorno revela otro rostro: uno irascible, conflictivo y propenso a la violencia.
La noche del ataque, las cámaras de seguridad del restaurante captaron a Requejo ingresando de manera agresiva para golpear a comensales. Tras ser reducido por varios hombres y expulsado, volvió minutos después al mando de su lujosa camioneta, la cual empotró directamente contra el local.
“Estaba ebrio, lanzaba insultos racistas y decía que era un magnate”, contó uno de los testigos. “A mis amigos los hizo volar con la camioneta”, agregó. Uno de ellos continúa hospitalizado.
La Policía lo detuvo horas más tarde en su domicilio, ubicado a pocas cuadras del lugar del ataque. Hoy enfrenta cargos por tentativa de homicidio y conducción en estado de ebriedad.

IRA Y PRIVILEGIO: LA MEZCLA PELIGROSA
La conducta explosiva del empresario ha encendido las alarmas en redes sociales, donde cientos de usuarios exigen una sanción ejemplar. “¿Cuántas veces más debía actuar así para que lo detuvieran antes?”, se preguntan.
La Fiscalía ya inició diligencias para sustentar una acusación formal. Se ha dispuesto la revisión de las grabaciones de seguridad, testimonios de las víctimas y el historial completo de denuncias previas contra Requejo.
Aunque hasta ahora había logrado evadir consecuencias mayores, este nuevo ataque —grabado en video y con víctimas hospitalizadas— podría marcar un punto de quiebre. Las autoridades no descartan que se reabran casos anteriores.











