La noche del 6 de septiembre, Liz Fiorela Collantes Llanos, una joven de 19 años del distrito de Yanajanca, provincia de Marañón, salió de casa rumbo a la discoteca Oasis junto a su enamorado, identificado como Juan Carlos. Desde entonces no volvió a su hogar y su desaparición se convirtió en el inicio de una tragedia que hoy conmociona a toda la región Huánuco.
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Durante dos días, su madre, Nélida Llanos, acudió a la comisaría de Yanajanca para denunciar que su hija no regresaba. Sin embargo, lejos de recibir apoyo inmediato, los policías habrían minimizado la situación, asegurándole que probablemente estaba con su pareja y que regresaría pronto. Esa demora resultó fatal.
Joven fue hallada con la misma ropa con la que se le vio por última vez en cámaras de seguridad.
El cuerpo de Liz Fiorela fue encontrado días después en una zona agreste del caserío Nuevo Jaén, en Santa Rosa de Alto Yanajanca. El hallazgo no estuvo a cargo de la Policía, sino de ronderos campesinos que, organizados por la desesperación de la familia, rastrearon distintas zonas hasta dar con restos de sandalias que los llevaron al lugar donde yacía la joven.
EL HALLAZGO Y LA INDIGNACIÓN
El cuerpo vestía la misma ropa con la que fue vista por última vez: un jean celeste y una chompa negra. El médico legista determinó que llevaba alrededor de 72 horas muerta. La necropsia, realizada en la morgue de Castillo Grande, deberá confirmar las circunstancias de su muerte, mientras las investigaciones apuntan a un presunto feminicidio.
La versión de Juan Carlos, la pareja con la que acudió a la discoteca, sostiene que Liz se retiró sola alrededor de las 4:00 a.m. rumbo a su casa. Desde ese momento, su celular quedó apagado. Las cámaras de seguridad del distrito también registraron imágenes de la joven caminando sola ya al amanecer del día siguiente, pero después se perdió todo rastro.
En esas circunstancias es que habría sido interceptada por Yerico Tarazona quien la habría llevado en su motocicleta, según información que habría recibido la familia.
Tarazona Vásquez, ex pareja de Liz, ha sido identificado por la Policía como principal sospechoso y su paradero es desconocido. Su búsqueda se ha intensificado, pero hasta el momento continúa prófugo.
Yerico Tarazona, expareja de la joven, es señalado como principal sospechoso de la desaparición.
El caso ha generado una ola de indignación en la población, no solo por la muerte de la joven, sino también por la supuesta negligencia policial. Los vecinos denuncian que si se hubiera actuado de inmediato cuando la madre reportó la desaparición, la historia podría haber sido distinta.
La Defensoría del Pueblo se pronunció sobre el caso y exigió una investigación a los efectivos de la comisaría de Yanajanca. “Recordamos que en casos de desaparición, la Policía Nacional está obligada a recibir las denuncias y disponer tareas de búsqueda inmediatas, sin prejuicios hacia la víctima”, señaló la institución en un comunicado oficial.
La indignación se trasladó a las calles. En una marcha de dolor, familiares, amigos y vecinos cargaron el féretro de Liz hasta la comisaría de Yanajanca para exigir justicia y respuestas. El sepelio se realizó en medio de escenas de profundo dolor, con el clamor de la comunidad por mayor seguridad en la zona.
Hoy, la investigación sigue en curso y la prioridad de la Policía es dar con el paradero de Yerico Tarazona, considerado la pieza clave en el caso. La familia de Liz Collantes Llanos pide justicia y sanciones ejemplares, tanto para el presunto responsable del crimen como para los agentes que habrían mostrado negligencia en las primeras horas de la denuncia.
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