, fueron testigos del crecimiento y formación de Pedro Alonso López. Por muchos años se le reconoció bajo el nombre del ‘Monstruo de los Andes’ por haber secuestrado, violado y matado a más de 300 menores en su país natal, y . Tiempo después, él se encontraría en un supermercado en Ambato, donde cogería del brazo a una niña de 12 años y escaparía de ahí. Ante los gritos de la madre, fue capturado y apresado. Sin embargo, a fines de los 90, sería liberado.

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Pedro Alonso López nació un 8 de octubre en 1948 en Venadillo, Tolima. Fue el sétimo hijo de 13 hermanos. Según lo descrito, su infancia fue infeliz debido a que tenía una mamá prostituta. Su casa de una sola habitación utilizaba una cortina para separar a los niños y a la madre de su trabajo sexual.

Cuando tenía 9 años, su mamá se enteró que Pedro intentó violar a su hermana menor, por lo que lo botó de su casa. En las calles de Bogotá, fue violado constantemente, peleaba con cuchillos, fumaba pasta básica de cocaína y robaba hogares. A pesar de eso, tres años después fue adoptado por una familia estadounidense.

Si bien vivió bien un tiempo, fue violado por uno de sus profesores y decidió regresar a las calles. Cuando tenía 21, se le condenó a siete años de prisión por robo. Entre las rejas, pasó a ser el juguete sexual de los presos. Sin embargo, se cansó y degolló a sus agresores, dándose cuenta del placer que le daba el asesinar.

Pedro Alonso López, el 'monstruo de los Andes'.
Pedro Alonso López, el 'monstruo de los Andes'.

SU LLEGADA A PERÚ Y ECUADOR

Cuando salió de la cárcel, Pedro Alonso decidió viajar a Ayacucho, Perú, donde empezó su carrera de asesino serial. A través de su propia explicación, contaba que buscaba a las niñas andinas que “que tuvieran los ojos más inocentes”. Luego, les ofrecía regalos para que lo acompañen a un campo alejado del pueblo.

Una vez allí, empezaba con todo su ritual. Primero, las obligaba a tener sexo mientras ponía sus manos en sus gargantas. Cuando salía el sol, las estrangulaba al mismo tiempo que las veía a los ojos. “Había un momento divino cuando ponía mis manos alrededor del cuello de las niñas y observaba cómo se iba apagando la luz de sus ojos. Solo aquellos que matan saben a qué me refiero”, declaró a la policía.

Finalmente, practicaba necrofilia con los cuerpos inertes de las menores. Luego de haber asesinado a cerca de 100 niñas entre 9 y 12 años, López fue capturado por los vecinos de un pueblo en Ayacucho y lo enterraron hasta el cuello, cubierto en miel para que las hormigas se lo coman. Sin embargo, una misionera americana lo liberó y lo soltó. Luego de ello, se fue a Ecuador.

Para 1978, empezaron a aumentar las desapariciones de niñas en Colombia y Ecuador. Las autoridades se centraron en que era para trata de personas y esclavitud sexual. Nunca pensaron que fue López. En 1980, una riada soltó cuatro cuerpos de niñas desaparecidas, lo que llevó a una investigación, pero sin ningún sospechoso o dato concreto.

CAPTURA Y DETENCIÓN DEL MONSTRUO

A pesar de eso, las búsquedas en Ecuador no pararon. Si bien seguían sin alguna pista, el ‘monstruo de los Andes’ cometió el error definitivo cuando intentaba raptar a una niña en el supermercado. Cuando lo capturaron, no habló por varios días por más que era culpable. Finalmente, apelaron a su fe católica y llamaron al sacerdote Córdoba Gudino, a quien le confesó todo.

Me ha confesado actos tan horribles, bestiales y violentos que no podían seguir escuchándole”, declaró el sacerdote. Mientras la policía interrogaba a Pedro López, este justificaba su accionar con su dura infancia. Incluso, declaró que prefería a las ecuatorianas porque eran “más dóciles y confiadas e inocentes, no son como las muchachas colombianas que sospechan de extraños”.

Durante su confesión también relató que enterraba el cuerpo de las niñas en grupos de tres o cuatro para luego ir a visitarlas. Conversaba con los cadáveres, a quienes había bautizado como “muñequitas”. Como los policías empezaron a dudar de todo lo que les había contado, el ‘Monstruo de los Andes’, decidió llevarlos a los lugares. Encontraron un total de 74 cadáveres, pero el aclaró que eran 110.

Entre Perú, Colombia y Ecuador, Pedro Alonso López acumula más de 300 asesinatos a menores de edad. En 1980, fue sentenciado a 16 años de cárcel en Ecuador, debido a que era la pena máxima para estos delitos en este tiempo. Para 1994 fue extraditado a Colombia, donde el juzgado lo calificó de demente e inimputable.

LA LIBERTAD DE PEDRO ALONSO LÓPEZ

Fue enviado a un hospital psiquiátrico donde estuvo cuatro años. A ello se le sumó una fianza de 50 dólares, un tratamiento obligatorio y seguimiento mensual ante una autoridad jurídica. Sin embargo, eso nunca pasó y, a penas pisó la calle, desapareció. Actualmente, no se sabe su paradero.

Para 2002, la Interpol lanzó una orden de búsqueda y captura por el asesinato a una menor en El Espinal que tenía similitudes con el modus operandi de el ‘Monstruo de los Andes’. En 2012, en el municipio de Tunja, en Colombia, se halló a otra menor asesinada.

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