
A veces, los héroes no llevan capa. Usan chaleco reflectante, madrugan para ganarse el pan y, si es necesario, arriesgan la vida por un desconocido. Así es como Carmen de la Legua amaneció con el corazón en la boca, luego de que Narciso Mimbela Rosas (65), fiscalizador municipal, fuera arrastrado varios metros por una locomotora tras rescatar a una niña que cruzaba imprudentemente las vías del tren.
El hecho ocurrió la mañana del lunes 4 de agosto, exactamente a las 7:50 a.m., en la intersección de las avenidas Enrique Meiggs y Daniel Alcides Carrión, donde el Ferrocarril Central Andino se abre paso entre casas, postes y apuros limeños.
Narciso, como cada día, fiscalizaba la zona. Esperaba a un compañero cuando notó que una menor caminaba hacia los rieles, sin darse cuenta del tren de carga que se aproximaba.
Fue entonces que reaccionó: corrió, la empujó fuera del peligro y evitó una escena que pudo haber terminado en tragedia. Pero el destino le tenía otro plan: su chaleco se enganchó en la carrocería de la locomotora y fue arrastrado como muñeco de trapo.
EL PRECIO DEL HEROÍSMO
La fuerza del golpe lo proyectó contra el costado del tren. Sus costillas crujieron, su cabeza impactó contra el suelo y su brazo quedó sin fuerza. La escena fue presenciada por vecinos y transeúntes, quienes dieron aviso a los servicios de emergencia. Mimbela fue trasladado a la Clínica San Gabriel, donde permanece internado en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
“Mi papá está consciente, pero tiene fracturas en las costillas, golpes en la cabeza, heridas en la pierna. Estamos preocupados por las secuelas”, contó Christian Mimbela, su hijo, aún con la voz quebrada.
“Él no llevaba audífonos, como algunos medios dijeron. Estaba alerta. Actuó por reflejo, por humanidad”, añadió.
El conductor de la locomotora, lejos de agradecerle por evitar una desgracia mayor, habría intentado denunciarlo alegando que “quiso parar el tren”, según relataron los familiares. La Policía Nacional lo llevó a la comisaría para que rinda su manifestación, mientras se realizan las diligencias para esclarecer los hechos.
Lo cierto es que el tren no paró, pero el corazón de los vecinos sí. “Ese cruce es un peligro. El tren pasa todos los días y no hay señalización ni vigilancia adecuada”, reclamaron indignados.

ZONA DE ALTO RIESGO
El cruce donde ocurrió el accidente forma parte de la ruta del Ferrocarril Central Andino, una vía emblemática que conecta el Callao con la sierra central. Locomotoras de toneladas cruzan tramos urbanos sin piedad. Y aunque no es raro que algún peatón imprudente se cruce, es inusual que alguien actúe con la valentía que mostró Narciso Mimbela.
Hoy, mientras los médicos luchan por su recuperación, la comunidad no duda en calificarlo como un héroe con chaleco. Un fiscalizador de calle que no dudó en poner el cuerpo antes que mirar para otro lado.
Y en un país donde cada quien vela por lo suyo, el gesto de este hombre vale más que mil discursos. Su chaleco puede haberse enganchado en un tren, pero su historia ya quedó enganchada en el corazón de todo un distrito.
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