Triste y trágico final tuvo la búsqueda de la profesora de educación inicial, Leyla Yanely Cristóbal Penadillo (27). La joven docente, desaparecida el 31 de diciembre, fue hallada sin vida y enterrada medio metro bajo el suelo en la casa de su enamorado, el costurero Roberto Carlos Palomino Romero, en El Agustino.
La mañana de ayer, detectives de la División de Investigación y Búsqueda de Personas Desaparecidas llegaron a la casa ubicada en el pasaje 3 de octubre 205, Santa Isabel.
Con autorización de la dueña y en presencia de un fiscal, los agentes realizaron una minuciosa inspección. El piso de una habitación, que antes fue ocupada por la madre de Roberto Palomino, estaba cubierto totalmente con una alfombra y muebles.
Los investigadores sospecharon que algo extraño se ocultaba en el cuarto. Retiraron los muebles y la alfombra. Una parte del suelo no estaba firme. Además, el olor fétido de un cuerpo en descomposición empezó a emanar.
Trabajadores ediles removieron el piso con sus herramientas y lo primero que encontraron fue el brazo y la mano derecha de una mujer. En la muñeca tenía una pulsera y en el dedo anular un anillo en forma de corazón. Los mismos que Leyla Cristóbal llevaba puestos el día que desapareció, según su mamá Soraida Penadillo, quien había instado a la búsqueda de la joven.
Feminicida habría tenido cómplices
La mañana del 31 de diciembre, una cámara de video captó a Roberto Palomino agrediendo físicamente a la docente en la vía pública. El ataque también lo grabó un amigo que intercedió en la pelea.
Luego, otra cámara grabó al asesino llegando a su casa y detrás de él a la profesora. Fue la última vez que se le vio con vida a ella. Las sospechas recayeron sobre el enamorado, más aún cuando dio distintas versiones a los familiares de su pareja.
Palomino quedó intervenido en la comisaría de San Cayetano como sospechoso. Negó saber el paradero de la joven, pero no podía escapar del remordimiento. Fue hallado sin vida en la celda con una sábana alrededor del cuello.
En la vivienda y a la vista, los detectives hallaron un pico con el que el feminicida habría cavado el suelo. No se descarta que haya actuado en complicidad de un vecino con el que Roberto mantenía una íntima amistad. Un pariente del fallecido habría impedido que los investigadores revisen la casa.
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