Extorsión sobre ruedas
Extorsión sobre ruedas

Cuatro individuos enmascarados sacan a relucir armas de fuego. Su objetivo era claro: enviar un mensaje escalofriante a los conductores de la empresa de transporte urbano San Genaro, ubicada en Chorrillos.

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Con absoluta frialdad, los delincuentes grabaron su amenaza en el paradero final de la empresa, que cubre la ruta entre Chorrillos y Callao. Los disparos resonaron, estableciendo una advertencia clara: pagar o enfrentar la muerte.

Esta intimidación es solo una de las muchas que enfrentan ahora los conductores y empresarios del transporte urbano en Lima, convirtiéndose en el nuevo blanco de la delincuencia.

Conductores de empresa San Genaro amenazados

La pesadilla para la empresa de transporte San Genaro comenzó hace un año, cuando los conductores empezaron a recibir mensajes anónimos exigiendo pagos mensuales para operar sin problemas en la ruta.

De simples mensajes por WhatsApp, pasaron a notas manuscritas solicitando contactar a un número telefónico para coordinar el pago de 9 mil soles al mes. Con descaro, los delincuentes incluso proporcionaron números de cuenta para depositar el dinero. Ante el desprecio a las amenazas, la situación tomó un giro siniestro.

Un bus fue interceptado por los criminales mientras transportaba pasajeros. Dispararon indiscriminadamente, hiriendo al conductor en el brazo, a pesar de las súplicas de las víctimas.

San Genaro cedió a la presión, pagando 9 mil soles mensuales durante 18 meses para evitar futuros ataques, sumando un total de 162 mil soles extorsionados de más de 50 conductores.

Empresa Translima también es víctima de extorsionadores

Luis Maravi, representante de Translima, una de las principales empresas de transporte de Lima, también enfrenta extorsiones desde hace 12 años. La violencia de los criminales no tiene límites: buses interceptados y apedreados, incluso con pasajeros a bordo. Un bus fue atacado con una ganada en un intento despiadado por doblegar a las víctimas.

A pesar de cambiar de números y cuentas continuamente, la denuncia de los dirigentes permitió a la policía rastrear las comunicaciones de los delincuentes. La división antisecuestros de la DIRINCRI logró seguir el rastro de uno de los números incriminados, dando esperanza para detener esta ola de terror en el transporte urbano de Lima.

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