
La guerra entre dos de los extorsionadores más temidos de Lima Norte no tenía límites. Erick Moreno Hernández, alias El Monstruo, y Adam Smith Lucano Cotrina, conocido como El Jorobado, no solo se disputaban el control de los cobros de cupos en obras y negocios: también llevaron su odio a un terreno personal.
Una transcripción de audio de 14 minutos, parte de la investigación fiscal, muestra hasta qué punto El Monstruo había puesto la mira en los sobrinos de su rival. El capo no solo los identificaba por nombre, sino que los convertía en objetivos directos de sus planes de venganza.

“Yo también tengo grupos que se llevan camionetas. Yo compadre me meto al seco, secuestro, a muchas cosas hermano, ¿me entiendes? Podemos ser amigos, yo te doy la fuerza para que saques del camino a los que son. Yo también tengo mi economía, tengo mis cosas, tengo mi poder, pero te vas a ganar todo eso hermano demostrándome con partida, con hechos”, dice El Monstruo en una de las grabaciones.
Su interlocutor le sigue el juego. “Si tú quieres que te lo ponga a los dos, yo te los voy a poner”, responde, dejando entrever que la traición dentro del entorno del Jorobado ya era parte del negocio.
“YO LO QUIERO A GASPARÍN”
En la conversación, El Monstruo es directo: su prioridad era capturar o eliminar a Gasparín, presunto sobrino de El Jorobado. “Yo lo quiero a Alan, yo lo quiero a Gasparín, ¿me entiendes? A los dos los quiero, yo ahora el que me urge hermano a la firme es Gasparín. Tampoco están votados, porque saben que yo soy el que está detrás de la vuelta, y saben también que me los quiero comer hace rato”, advierte con tono desafiante.
El capo conocía los movimientos y cargos de los familiares de su enemigo. En la misma charla se refiere a otro sobrino, a quien llama Edson, que según la investigación sería en realidad Enzo Lucano Cano. “Jere está cobrando ahorita en el mercado, se ha quedado a cargo su sobrino Edson... su contador, el que recibe toda la plata. También sería bonito quitarle todo lo que tiene ese perro, pero primero lo primero”, añade El Monstruo, sin titubeos.
La Fiscalía señala que tanto Gasparín como Enzo Lucano forman parte de Los Sanguinarios de la Construcción, la red criminal dirigida por El Jorobado. Por ellos, el Ministerio Público ha solicitado 36 meses de prisión preventiva.

LLANTO DESDE LA CÁRCEL
El Jorobado reapareció esta semana desde el penal de máxima seguridad Ancón 1. Durante una audiencia virtual del caso Los Sanguinarios de la Construcción, el extorsionador mostró una faceta inédita: la de un tío desesperado por sus sobrinos.
La sesión se realizó el 21 de octubre. Cuando los jueces y fiscales se retiraron de la sala virtual, El Jorobado levantó una hoja ante la cámara con un mensaje: “Enzo, Gareth, no dejen de confiar en Dios, los quiero mucho”. Sus palabras, dirigidas a los mismos jóvenes perseguidos por El Monstruo, fueron seguidas por un quiebre emocional que sorprendió a todos.
Enzo Lucano y Gareth Blas Lucano, ambos procesados junto a su tío, fueron parte del entorno más cercano del cabecilla. Según la Fiscalía, cumplían funciones de seguridad y recaudación dentro de la red de extorsión.

Las investigaciones revelan que El Jorobado seguía manejando su estructura criminal desde prisión, con órdenes que se filtraban hacia sus hombres en libertad. Pero ahora, su círculo más cercano enfrenta la justicia junto a él.
El Monstruo, actualmente preso en Paraguay, logró lo que más quería: golpear el corazón del enemigo. La guerra por el poder en Lima Norte ya no solo se mide por territorios o dinero. Se libra en los lazos rotos de una familia que terminó siendo el blanco principal de la venganza.
El otrora temido Jorobado hoy mira desde su celda cómo su imperio se derrumba. Y en esa caída, la amenaza de El Monstruo sobre sus sobrinos se convirtió en el símbolo más cruel de una guerra que no perdona a nadie.










