Durante años, el nombre de Erick Moreno Hernández, alias El Monstruo, fue sinónimo de miedo en Lima Norte. Su red criminal dejó un rastro de secuestros, asesinatos y extorsiones que alcanzaron a empresarios, artistas, transportistas e incluso a la propia Policía. Su captura en Paraguay puso fin a su imperio, pero no borró el dolor de las víctimas que marcó en el camino.
El caso más doloroso fue el del brigadier PNP Luis Gonzalo Carrasco Ramos, conocido como ‘Kaka, El Cazador’. El agente se convirtió en objetivo del cabecilla por haber seguido de cerca a su organización. Una noche fue emboscado y asesinado a balazos en el barrio donde creció. Su padre, al enterarse de la captura de Moreno, sintió alivio, pero también la certeza de que nada le devolvería a su hijo.
“Ya a mi hijo le quitaron la vida por orden de este maldito Monstruo. Así lo manden cadena perpetua o lo fusilen, jamás me lo devuelven”, declaró entre lágrimas el hombre, convencido de que su hijo desde el cielo ayudó a que finalmente lo atraparan.
El poder de El Monstruo también se reflejó en secuestros de alto impacto. El caso de Jackeline Salazar, empresaria de gimnasios, conmocionó al país. Fue retenida once días en una vivienda, donde apenas le daban pan y agua para sobrevivir. Su familia recibió llamadas con amenazas y audios donde la joven rogaba por su vida. Finalmente fue liberada tras el pago de un millonario rescate.
Días después, la estudiante Lucero Trujillo fue interceptada y mantenida cautiva en otra casa alquilada. Estuvo tres días secuestrada hasta que, gracias a la presión policial y vecinal, logró escapar con vida. Aunque sobrevivió, su vida cambió para siempre.
Pero el caso más estremecedor fue el de Valeria Vásquez, una niña de 12 años que fue secuestrada cuando salía del colegio en un bus escolar. Los delincuentes la obligaron a bajar del vehículo y se la llevaron en un auto. La policía activó un gran operativo hasta que la pequeña fue rescatada en una zona desolada. Su familia nunca volvió a ser la misma.
El accionar de la banda también golpeó al mundo artístico. La orquesta Armonía 10 fue víctima de extorsiones y amenazas. El cantante Paul Flores, conocido como El Ruso, fue asesinado tras un ataque armado contra el bus que trasladaba a la agrupación. El crimen, ejecutado por el sicario El Italiano por orden de Moreno, confirmó que su poder ya alcanzaba hasta los escenarios musicales.
Los transportistas del Cono Norte tampoco escaparon del terror. Varias líneas fueron atacadas a balazos, choferes asesinados y buses incendiados por negarse a pagar cupos. “Salimos a trabajar con miedo”, reclamaban los conductores, que durante años vivieron bajo la amenaza de la red criminal.
La captura de Erick Moreno en Paraguay, tras meses de operaciones de inteligencia, significó el derrumbe de su estructura. Sin embargo, para las familias golpeadas por su violencia, la justicia llega tarde. La memoria de Kaka, El Cazador, Jackeline, Lucero, Valeria, Paul Flores y decenas de transportistas recuerda que El Monstruo no solo fue un cabecilla: fue el rostro del miedo en Lima Norte.
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