La ambición por el poder y la codicia por el dinero fueron más fuertes que el amor por su padre. En febrero de este año el Perú quedó atónito cuando se enteró del caso de Herbert Salvador Salinas Jaime, un abogado de 58 años que ordenó el asesinato de su padre, Salvador Salinas Guerrero (87), gerente general de una cooperativa, para poder robarle 100 mil soles y heredar su cargo.
Salvador Salinas llevaba 40 años al frente de la Cooperativa de Servicio Múltiples de Carteros, Corsemuc, que mueve millones de soles mensuales y cuyos socios son en su mayoría jubilados del servicio postal y del Ministerio de Transportes. El 5 de febrero de este año, dos sicarios con mascarillas lo apuñalaron en su oficina, en el jirón Callao 332, interior 202, Cercado de Lima.
Lo dejaron moribundo y, cuando los trabajadores lo encontraron, lo trasladaron al Hospital Arzobispo Loayza, pero falleció en el camino.
Los homicidas, para desviar la investigación, se llevaron pertenencias de la víctima con el fin de hacer creer que lo mataron para robarle. Sin embargo, la excesiva violencia utilizada por los sicarios, además, que no hayan sido forzado las cerraduras de la cooperativa, despertó las sospechas de la policía de investigación de homicidios.
Las cámaras se seguridad de la zona registraron, a las 3:54 p.m. de ese 5 de febrero, el ingreso de una mujer de short naranja y polo gris al edificio donde se ubica la cooperativa. En las imágenes se le veía abriendo las cerraduras y detrás de ella entraron los asesinos.
Sin embargo, al revisar en el video los momentos anteriores, los investigadores se dieron con una impactante revelación. Media hora antes, las cámaras de seguridad captaron al abogado Herbert Salinas, hijo de la víctima, caminando hacia el Jirón de la Unión, donde se encuentra con la misma mujer que luego ingresaría al edificio y le entrega unas llaves.
Según las pesquisas, Herbert Salvador Salinas Jaime contactó a su amiga Rosa Milagros Aguirre Velarde (47) para acabar con la vida de su progenitor. Ella, a su vez, se comunicó con José Alberto Palacios Torres para que contacte a los asesinos en Barranca.
El letrado siguió con su vida normalmente, se fue al casino y también a un concierto de Armonía 10. Hasta que el 17 de marzo fue detenido en La Victoria. Trabajaba como asesor legal en la cooperativa donde su papá era gerente. La fémina cayó en San Juan de Lurigancho y José Palacios en Barranca.
Para los investigadores, el crimen se cometió para que el abogado se apodere de la vivienda de su papá, en la cuadra 3 de la avenida Las Artes, en San Borja, y el dinero de sus cuentas bancarias
Ante las evidencias mostradas por los investigadores, Salinas no tuvo otra opción que confesar frío y calculador su participación en el crimen de su padre. El objetivo era robar más de 100 mil soles que previamente la cooperativa había destinado para entregar a los socios que por su avanzada edad no podían hacer colas en los bancos. Además, también buscaba convertirse en el nuevo gerente general de la cooperativa.
“Cuatro días después me dieron 5 mil soles, que utilicé para pagar una deuda...Y gasté 500 soles en un casino. Nada más. Yo me siento muy arrepentido, aunque usted no lo crea, porque esa no era la idea”, sostuvo.
Sin embargo, en los días posteriores al crimen, los asesinos lograron apropiarse de más de 100 mil soles a través de cheques, tras falsificar la firma de su padre fallecido. Ahora, Herbert Salinas y sus cómplices se enfrentan a una pena de cadena perpetua.
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