La vida de Xiomara Walparimachi Ramos se apagó de manera brutal, fue asesinada, descuartizada y enterrada por Javier Campos Rodríguez, alias ‘Peluca’,

Tenía 18 años y ya conocía las responsabilidades de la maternidad. Soñaba con ser enfermera y darle un futuro mejor a su hijo de tres años, pero la vida de Xiomara Walparimachi Ramos se apagó de manera brutal. Lo que comenzó en como una salida cualquiera terminó en una tragedia que estremeció a toda su familia.

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La joven, que solía estudiar de noche y trabajar esporádicamente para apoyar en casa, desapareció el 5 de febrero de 2023. Desde entonces no hubo más noticias de ella. Quince días después, el horror salió a la luz: había sido asesinada, descuartizada y enterrada por Javier Campos Rodríguez, alias ‘Peluca’, el hombre que decía ser su amigo.

La última vez que Xiomara salió de casa

Xiomara anunció que saldría y prometió regresar al día siguiente. Nunca más volvió. Su destino era encontrarse con ‘Peluca’, un hombre mayor que la había acercado al consumo de drogas y a un mundo del que no pudo salir.

Al notar su ausencia, la familia encendió las alarmas. No era común que pasara tanto tiempo sin comunicarse. Tocaron puertas, recorrieron comisarías y presentaron la denuncia formal.

La angustia creció cuando Javier, el principal sospechoso, comenzó a llamar con un tono extraño, asegurando que no la había vuelto a ver.

Los allegados de Xiomara conocían a Javier Campos desde hacía años. Sabían de sus antecedentes, de su vínculo con las drogas y de la influencia negativa que ejercía sobre la adolescente desde que tenía 16 años.

Incluso la hermana de la víctima relató que “desde mi hermana tenía 16 años, este hombre la sedujo, hasta la violó a mi hermana”.

El historial de violencia era conocido. La familia recuerda que semanas antes de su desaparición, Javier la había atacado con un cuchillo en el estómago tras una discusión. Aun así, él seguía merodeando su vida y ella no encontraba la forma de alejarse por completo.

Cámaras de seguridad captaron al asesino

Las cámaras de seguridad de San Martín de Porres captaron movimientos sospechosos en la vivienda de ‘Peluca’ un día después de la desaparición. Para la Policía, estas imágenes fueron clave.

El lugar donde vivía, en la zona de Zarumilla, funcionaba como fumadero y punto de microcomercialización de drogas. Es en ese lugar en donde habría terminado la vida de Xiomara.

El entorno de la víctima sabía que esa casa era peligrosa, pero también conocían que ella acudía allí con frecuencia bajo la influencia de Javier. “Mi hermana venía a esta casa, ya que él le inducía a consumir drogas. Eh, todos los días mi hermana venía, ¿no? Porque consumía, él vendía drogas”, contó otra de sus hermanas.

Cuando la Policía finalmente intervino a Javier por microcomercialización de drogas, la investigación avanzó. Los testimonios familiares, la presión de los vecinos y las pruebas encontradas en la zona confirmaron las sospechas: Xiomara había sido ultrajada, asesinada y luego descuartizada.

Una familia que quedó marcada por el dolor

La revelación fue devastadora. No se trataba solo de un crimen pasional ni de un ajuste de cuentas. Era el final cruel de una joven que buscaba salir adelante, pero que cayó en las manos equivocadas.

Hoy, la familia de Xiomara no deja de recordar sus sueños truncos: convertirse en enfermera, criar a su hijo, salir adelante pese a la pobreza. Todo quedó detenido la noche que confió en la persona equivocada.

El recuerdo de Xiomara se mantiene en su familia como una herida abierta, una vida que nunca debió ser apagada.

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