La mañana del viernes 12 de diciembre, la violencia volvió a instalarse en Lima con un ataque que no dejó margen para el escape. En la cuadra cinco de la avenida Garcilaso de la Vega, en el distrito de San Luis, límite con El Agustino, dos hermanos fueron asesinados por sicarios que llegaron a bordo de una motocicleta y dispararon sin importar la presencia de vecinos y transeúntes.
Las víctimas fueron identificadas como Mauricio Henry Paul y Mauricio Kevin Ronald Unoc, de 31 y 30 años. Según las primeras diligencias policiales, ambos salían de su vivienda entre las siete y ocho de la mañana, con dirección a su centro de trabajo, cuando fueron interceptados por los atacantes.
Cámaras de seguridad de la zona captaron el preciso instante del crimen. En las imágenes se observa cómo los sicarios abren fuego a corta distancia, obligando a varias personas a lanzarse al suelo para evitar ser alcanzadas por las balas. El ataque fue directo y violento.
Los hermanos se disponían a subir a una motocicleta cuando fueron acribillados. En la pista y la vereda quedaron esparcidos numerosos casquillos de bala, evidencia de una ráfaga que, según vecinos, fue prolongada y estremeció toda la cuadra.
De acuerdo con los familiares, Mauricio y Kevin Unoc llevaban una vida tranquila. Ambos se dedicaban a trabajos particulares en la fabricación de drywall y no habían manifestado temores recientes. Sin embargo, tras el crimen, la madre de los jóvenes recordó un episodio ocurrido meses atrás.
Según su testimonio, en octubre uno de sus hijos estuvo involucrado en una gresca durante una fiesta cercana al vecindario. En ese contexto, una mujer y un hombre los habrían amenazado de muerte. “Desde esa fecha comenzaron los problemas”, señaló, al expresar sus sospechas de que el ataque estaría relacionado con ese hecho.
Los vecinos coincidieron en que los sicarios parecían estar esperando a los hermanos. Según relataron, la motocicleta se encontraba a pocos metros de la vivienda y, tras los disparos, los delincuentes huyeron rápidamente por una ruta ya definida.
Otra cámara de seguridad, ubicada en el límite con el distrito de El Agustino, registró los minutos previos y la huida de los atacantes. En las imágenes también se aprecia el momento en que las personas cercanas al lugar se arrojan al suelo tras el estallido de los disparos.
Hasta el cierre de este informe, el fiscal de turno llegó a la escena junto con peritos y personal de criminalística para realizar las diligencias de ley y el levantamiento de los cuerpos. La Policía ha iniciado las pesquisas para determinar el móvil exacto del doble homicidio.
De manera preliminar, se informó que ambos fallecidos contaban con requisitoria vigente por el delito de robo agravado. No obstante, las autoridades precisaron que las circunstancias del crimen aún están por esclarecer y que esta información será evaluada dentro de la investigación.
Mientras las cintas amarillas cercaban la zona y los familiares aguardaban respuestas, las cámaras de seguridad se convirtieron en una pieza central del caso. En ellas quedó grabada no solo la fuga de los sicarios, sino también la brutalidad de un ataque que, en cuestión de segundos, acabó con la vida de dos hermanos que salían de casa como cualquier otro día.
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