Lo que hizo no tiene nombre ni perdón de Dios. Jerson Alexander Juárez Tapia (26), vigilante de un criadero de chanchos, es el miserable que se llevó a la fuerza a una niña de doce años que encontró sola y la estranguló hasta matarla para después envolver su cuerpo con alfombras. “Yo la maté. Ahí está jefe”, fue su fría confesión, sin remordimientos, a la Policía. Esto despertó la furia de sus vecinos, que le propinaron una brutal golpiza. ‘¡Es un monstruo!’, ‘maten al monstruo’, le gritaron.
Este hecho ocurrió en el límite entre los distritos de Villa María del Triunfo y Pachacámac. La noche del sábado 7 de diciembre, la pequeña Prince salió de su domicilio después que su madre Margareth Nestares le llamó la atención. El uso de un celular habría sido el motivo. “Mi niña es sana, inocente. Ella no se escapó, se fue para atrás de la casa. Allí apareció ese sujeto y se la llevó”, contó.
La madrugada del domingo, la abuela de la menor, que aún desconocía lo ocurrido, recibió llamadas al celular, pero no hizo caso porque no contesta números desconocidos. “Mi hija sabía ese número porque atendía la tienda y le pagaban con Yape”, agregó la mujer.
La mañana de ese día, la familia puso la denuncia por desaparición en la comisaría de José Gálvez. Según dijeron, no la ayudaron. El Ministerio del Interior dispuso investigar la presunta inacción de los agentes.
AMIGA LOS AYUDÓ
Actuando por su cuenta, los parientes llamaron al número varias veces y la noche del domingo, con la ayuda de una amiga, obtuvieron los datos del titular de la línea y su dirección. Jerson Juárez indicó que vivía en casa de su padrastro, pero era falso. Después los llevó a su cuarto en la zona Los Lúcumos de Pachacámac. Al entrar, delante de un policía, defecó en un balde.
Pese a la oscuridad, la madre encontró la sandalia de Prince y su cadáver bajo la cama. Lo que vio fue desgarrador. Imposible de olvidar. El asesino corrió, pero la población lo atrapó y masacró.