LA DELINCUENCIA ESTÁ GANANDO. La inseguridad sigue golpeando a los colegios en Lima Norte y hay varias instituciones que se han visto obligadas a suspender las clases o incluso hasta cerrar sus puertas tras recibir amenazas de extorsionadores, dejando a cientos de niños sin clases y a los padres en alerta por la seguridad de sus hijos.
El colegio Hans Christian Oersted, ubicado en la calle 8 de marzo, urbanización Villa Hiper, en Comas, anunció su cierre definitivo, apenas dos días antes del inicio del año escolar.
Tras 44 años de existencia y servicio, dicha institución educativa tomó esa decisión con el único propósito de priorizar la seguridad e integridad de su comunidad, dejando a varias familias en el aire, pues tuvieron que buscar vacantes en otros centros ya con las clases encima.
Otras instituciones, como Los Olivos College, también de Comas, optaron por la modalidad virtrual desde el 17 de marzo para resguardar la integridad de sus estudiantes y docentes.
Ante la creciente ola de amenazas, los padres de familia han solicitado la presencia de las Fuerzas Armadas en las inmediaciones de los colegios afectados. La incertidumbre sobre la seguridad de sus hijos ha generado protestas y exigencias de medidas más drásticas por parte de las autoridades.
“Lo que solicitamos es seguridad, que nuestros hijos tengan la tranquilidad de llegar a su colegio y que no les pase nada”, expresó un representante de los padres de familia.
En respuesta a esta crisis, el Ministerio del Interior y el Ministerio de Educación, en coordinación con la Policía Nacional del Perú, han desplegado más de 3200 efectivos policiales para resguardar los colegios públicos y privados afectados por las extorsiones.
Las autoridades han asegurado que estas medidas buscan devolver la tranquilidad a la comunidad educativa y permitir que las clases presenciales se desarrollen con normalidad. Sin embargo, aún queda la incertidumbre sobre si estas acciones serán suficientes para erradicar la amenaza del crimen organizado en el sector educativo.
Mientras tanto, los estudiantes y sus familias siguen esperando una solución definitiva que les garantice un entorno seguro para la educación.
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