
Un desayuno familiar casi termina en tragedia en el centro poblado Los Ángeles de Toterani, en el distrito de Perené (Chanchamayo, Junín). Edwin Ricardo, un joven universitario de 18 años que cursa Administración y Negocios Internacionales, fue secuestrado por cuatro delincuentes armados, esposado a un árbol en plena selva y rescatado horas después por la Policía Nacional tras una balacera digna de película.
Todo ocurrió en segundos. Edwin estaba haciendo limpieza cerca de su casa mientras sus padres desayunaban, cuando cuatro sujetos encapuchados y con armas largas irrumpieron en la finca. Lo encañonaron, lo golpearon y lo subieron a la fuerza. Uno de ellos incluso se hizo pasar por miembro de un grupo terrorista.

“Nos apuntaron, nos grabaron y amenazaron con matarnos si llamábamos a la policía”, relató el joven aún en shock.
Los secuestradores, que pertenecerían a la banda ‘Los Sanos de la Selva Central’, exigieron primero medio millón de soles, pero tras amenazas y presión, redujeron la cifra a 150 mil soles. Grabaron un video del joven con la cabeza cubierta y esposado a un árbol, suplicando: “No me dejen morir”. Con eso buscaron aterrorizar a la familia y presionar el pago.
Pero el tío del muchacho hizo lo que toda película de acción enseña: llamó a la policía antes de pagar. Y esa decisión salvó la vida del joven.
LS POLICÍA LLEGÓ A BALAZOS
Agentes de la DEPINCRI Chanchamayo, al mando del mayor PNP Jhon Castillo, activaron el plan cerco y se metieron a la selva como si estuvieran grabando una serie policial. Lograron ubicar el punto exacto donde tenían al joven y se desató una balacera feroz.
Edwin fue hallado con la cabeza cubierta, esposado a un árbol y con signos de haber sido golpeado. Estaba vivo. Milagrosamente vivo.
Durante la intervención, dos de los cuatro secuestradores fueron capturados: Fernando Martín Ponce (56) y Cirilo Antonio Lazo (57). Se les incautó tres armas de fuego (una pistola semiautomática, un revólver y una escopeta artesanal), además de municiones y celulares con los que coordinaban el cobro del rescate.
Los otros dos criminales se internaron en la espesura y hasta el cierre de esta nota, la policía los busca intensamente.

FAMILIA CON MIEDO
La familia de Edwin, dedicada al cultivo de café en una finca de 50 hectáreas, ahora vive con el alma en vilo. “Nos tomaron fotos a todos. Saben dónde vivimos. Tenemos miedo”, confesó entre lágrimas su madre, quien también fue amenazada de muerte.
El Ministerio Público investiga el caso por delito contra la libertad personal en modalidad de secuestro y no descarta que esta banda esté vinculada a otros plagios en Chanchamayo y Satipo.
Por ahora, Edwin está a salvo, pero en casa el miedo no se ha ido. Solo quieren volver a tener mañanas normales, en las que el desayuno no se convierta en el inicio de una pesadilla.
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