Por: Miguel Ramírez
Ahora que se anuncia la reconstrucción del norte del país, todos los peruanos esperamos que el presidente Pedro Pablo Kuczynski elija a las personas más idóneas y honestas que se encarguen de las multimillonarias obras. Sería imperdonable que ponga a pillos, como su exasesor, el médico Carlos Moreno, o su relajada exviceministra de Agricultura, Eufrosina Santa María, ‘ampayada’ en una piscina en plena crisis nacional.
Hay muchos que no se conmueven ante tanta tragedia, ya se frotan las manos y hacen números con sus calculadoras de sus futuras ganancias.
Los casos sobran. Recuerdo que, meses después del terremoto de Pisco, ocurrido el 15 de agosto del 2007, el entonces ministro de Salud aprista, Hernán Garrido Lecca, llegó hasta esa ciudad y prometió construir el hospital ‘San Juan de Dios’. El monto de la obra era de S/.40 millones. Hasta colocó la primera piedra para la foto.
Pasaba el tiempo y nada ocurría. Hasta la piedra desapareció. Volvió por segunda vez a colocar otra y prometió que pronto se iniciarían las obras. Tampoco ocurrió nada. Volvió por tercera vez, colocó una nueva piedra y desapareció.
No hubo noticias del tan esperado nosocomio hasta octubre del 2008 cuando ocurrió otro terremoto, pero esta vez político: se difundieron unos audios y correos electrónicos donde el exministro aprista Rómulo León, el abogado Alberto Quimper y un empresario dominicano llamado Fortunato Canaán, festejaban la adjudicación de lotes petroleros y planeaban otros negocios ‘bajo la mesa’.
Uno de ellos era la construcción del hospital de Pisco, que el ministro Garrido se demoraba en construir. Ante las pruebas, Garrido admitió que se había reunido hasta en tres oportunidades con Canaán. Lo mismo habían hecho otros ministros apristas, incluido el propio presidente Alan García. La obra se paralizó ante el escándalo y el hospital recién fue inaugurado el año 2011.
No es el único caso, por cierto, ocurrido durante el terremoto de Pisco. El Seguro Integral de Salud (SIS), que dirigía el aprista Julio Espinoza Jiménez, pagó un sobreprecio de ¡2 millones 200 mil soles! por 219 mil 882 raciones de alimentos que repartió a los damnificados. Se descubrió que cada ración costó 30 veces más que su precio real. Es decir, cada paquete de alimentos salió costando más que un opíparo almuerzo en el restaurante más caro de Lima.
Espinoza fue enviado a prisión, pero un año después fue indultado por el presidente Alan García. Se dijo que estaba al borde de la muerte. Sin embargo, luego de un tiempo, el programa ‘Cuarto Poder’ lo descubrió gozando de buena salud, dictando clases y caminando orondo por las calles.
En la reconstrucción de Pisco se destinaron S/. 2 mil millones, pero aún hay personas que viven en carpas, casas a medio construir y abandonadas a su suerte. ¿Ocurrirá lo mismo ahora? Nos vemos el otro martes.