Se dice que las madres tienen un poder sobrenatural, que sacan fuerzas de donde no las tiene para cuidar y sacar adelante a sus hijos. Trome conoció a tres mamitas del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) quienes cumplen un rol vital en el penal de Lurigancho, donde han tenido que sobrellevar situaciones muy complicada con los internos, pero, lo que más les cuesta es haberse ausentado de sus hijos en fechas importantes como; cumpleaños, Día de la Madres y otras fechas especiales.
Andrea Rengifo
Trabaja en el área de monitoreo de cámaras de seguridad, durante la pandemia se encargaba de la revisión de personas y paquetes. En más de ocasión detectó a visitantes que intentaban ingresar con sustancias prohibidas al penal. Es natural de Huánuco, tenía el sueño de ser odontóloga, pero no llegó a culminar con sus estudios. Llegó a Lima para encontrar mejores oportunidades y se postuló para ser agente penitenciario. Tiene dos niñas y cuenta que lo más duro es haberse perdido parte del crecimiento de su hija mayor, quien le reclamaba tiempo para estar juntas. Tiene dos días de descanso y lo aprovecha al máximo para estar con sus niñas, además tiene un emprendimiento de decoración y tortas que lo maneja a través de sus redes sociales.
“Me he perdido las graduaciones de mis niñas, sus cumpleaños y el mío, hay navidades que la paso aquí adentro y otras fechas importantes que sé que no volverán, pero cuando salgo y voy a casa, no dejo que nada nos interrumpa, quiero estar con ellas y disfrutarlas. Mi trabajo me ha permitido contribuir con la economía de mi hogar y aportar con un granito a la sociedad”, detalla.
Nancy Vigo
Es docente del Centro de Educación Básica de este recinto y es agente penitenciario. Cuenta que es mujer de retos y a pesar de tener temor al tener que tratar con reos de alta peligrosidad, su vocación de maestra la ayudó a manejar las situaciones difíciles. Primero llegó a enseñar a los internos de máxima seguridad del penal del Callao, donde forjó su temperamento y puso el orden, a pesar de su pequeña estatura.
Cuenta que tenía que pasar por las celdas para llegar a su aula y en el camino iba alzando la voz para llamar por su nombre a cada interno, quienes no dudaban en ir corriendo al baño a ducharse y estar limpios para ir a clases, pues ya la maestra les había advertido del buen aseo.
Fue tanto el cariño que le llegaron a tener a la profesora, que al enterarse que estaba embarazada le hicieron su baby shower y al finalizar la abrazaron porque estaría ausente unos meses debido a su maternidad. Hoy está en el recinto de Lurigancho donde comparte la misma enseñanza; recuperar los valores, que vivan en un ambiente limpio y quieran cambiar de vida.
La historia de Nancy es una de las más fuertes, pues perdió a su esposo de cáncer y el dolor sigue permanente en ella. Se le fue su compañero con quien sacaban adelante a sus dos hijos. Ahora tiene que ver por ellos, y aunque la pena los envuelve los tres decidieron apoyarse y seguir.
La maestra abrió una lavandería para poder solventar los gastos en casa y su hijo mayor está ayudándola, además que cuida de su hermanita. Ya cuando Nancy llega de trabajar se entrega de lleno a sus hijos, quienes disfrutan al máximo de mamá.
Jessica Cier
Es una de las más risueñas de las mamitas, es psicóloga y trabaja en el programa Creo. Empezó laborando en el penal de Ancón y esta situación le causó gran malestar con su único hijo, ya que vivían en Surco y la distancia era tan grande que llegaba muy tarde a casa, no tenía tiempo para ayudar con las tareas o saber cómo le había ido en el día. Siempre tuvo reproches de parte de su adolescente ‘Manolito’, pues no entendía por qué su mamá les dedicaba tanto tiempo a los internos.
“Se me hace un nudo en la garganta cada vez que recuerdo mis inicios aquí, porque tengo un solo hijo, nos costó tenerlo porque no podía quedar embarazada y ausentarme en una edad que me necesitaba me dolía mucho. Mi esposo me pedía que deje de trabajar, porque él era policía y lo destacan a otros lados, antes podía acompañarlo, pero ahora no, debía cumplir con mi trabajo”, refiere.
Ahora que su hijo ya terminó la carrera y está trabajando, Jessica sigue compensando el tiempo perdido y aprovechando los momentos para estar juntos cuando llega a casa. Por el momento seguirá trabajando con los internos en la resocialización a través del desarrollo de habilidades sociales, cognitivas y laborales.
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