Peculiares, graciosos y creativos. Así son muchos nombres de paraderos de la capital gracias al ingenio de los peruanos. Hacen referencia a objetos, empresas, personajes antiguos, animales, comidas, tubérculos y políticos.
“Son bautizados por los mismos pobladores. Generalmente, hacen alusión a lo que antes existía y se utilizan como referencia. Tienen mucha historia, hay algunos que sobreviven desde los años 40, 50”, aseguró el docente e historiador Guillermo Huyhua, director del colegio General Felipe Santiago Salaverry, en La Victoria. Agregó que son prácticos, fáciles de recordar y su uso va pasando de generación en generación.
AL NORTE
En Lurín, en el kilómetro 18.5 de la Panamericana Sur, figura el curioso paradero ‘Lechón’, donde antiguamente existía un camal de chanchos. En honor a este animalito, el puente peatonal ubicado en esta zona también fue bautizado con el mismo nombre.
Al norte de la capital, en Independencia, está ‘Pilas’, inspirado en una fábrica de pilas que funcionaba hace 20 años.
Destacan, además, los anecdóticos paraderos ‘Las Vaquitas’ y ‘Puente Camote’, en San Martín de Porres, en este último lugar se cultivaba dicho tubérculo.
También está ‘Charapita’ en El Agustino, que adoptó el nombre porque una mujer proveniente de la selva vendía refrescos a los transportistas.
OTROS NOMBRES
Caseta: Los Olivos
Chanchería: San Juan de Miraflores
Curva del Diablo: Villa El Salvador
Gallinazo: Puente Piedra
Keiko Fujimori: Ventanilla
La Balanza: Comas
Los Peruanos: Villa El Salvador
Nueva York: Chorrillos
Los Pollos: Comas
Salchipapas: Comas
Susana Higuchi: Ventanilla
Tres Ositos: Comas