A su salida de la Catedral de Lima y camino hacia la sede de la Nunciatura Apostólica, en Jesús María, el papa Francisco fue testigo presencial de un hecho que pudo haber terminado en tragedia.
Y es que es tanto el fervor de los fieles por acercarse y recibir la bendición del papa Francisco, que una valla de seguridad se vino abajo y varias personas que pugnaban por saludar al Sumo Pontífice resultaron golpeadas.
El papa Francisco dio un paso hacia atrás y su cuerpo de seguridad empezó a ayudar a los afectados a ponerse de pie. Una vez superado el incidente, el Sumo Pontífice siguió con sus saludos a la multitud que aguardaba su llegada.
En su breve recorrido, el papa Francisco repartió bendiciones a padres que le acercaban a sus hijos en brazos, personas con discapacidad, adultos mayores y todo aquel que pugnaba por acercarse para por lo menos tocarle las manos.
Luego de ello, al dirigirse a la puerta de la Nunciatura Apostólica, el papa Francisco se acercó al anda de la Virgen del Rosario, patrona de Manchay, cuyos residentes de dicha comunidad de Pachacámac llevaron hasta este punto para que la bendiga.
Finalmente, el papa Francisco pronunció un pequeño discurso en el que agradeció a la multitud sus muestras de cariño, rezó con ellos un Ave María y les pidió que vayan “despacito, despacito” a sus casas antes de irse a descansar para su jornada de este sábado.
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