Por: Miguel Ramírez

El 2011, en los días finales de su gobierno, el entonces presidente protagonizó una escena surrealista: En la punta del Morro Solar, enfundado en su mejor terno, colocó una enorme estatua, similar a la del Cristo de Corcovado. La efigie se la había regalado la empresa brasileña , agradecida por las millonarias obras que su gobierno le había adjudicado.

Esa imagen la recordé el miércoles pasado, cuando desde
Washington se conoció que Odebrecht admitió haber pagado sobornos por US$29 millones durante los gobiernos de Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala.

Ante las autoridades estadounidenses, Odebrecht precisó que la mayor parte de los sobornos (US$20 millones en total) se hicieron el año 2008, durante el régimen de Alan García.

Por si fuera poco, hasta identificó una obra en la que ‘rompieron la mano’. El Departamento de Justicia de Estados Unidos señaló –según el documento de colaboración de los funcionarios delatores- que “alrededor del 2008, Odebrecht se presentó a una licitación de transporte en Perú. Para ganar la licitación, Odebrecht acordó pagar un millón 400 mil dólares a un alto funcionario del gobierno peruano”.

“Alrededor del 2009 –continuó el documento-, Odebrecht ganó el contrato valorizado en aproximadamente 400 millones de dólares”. ¿Cuál fue la obra? El Tren Eléctrico, hoy conocido como el Metro de Lima. El 2006, apenas asumió su mandato, Alan García decidió resucitar esa construcción que durante su primer gobierno (1985-1990) quedó detenida, luego de que el empresario italiano Sergio Siragusa lo denunciara judicialmente de haberle dado un soborno de US$200 millones.

Cuando Odebrecht retomó la obra del Metro, ocurrieron irregularidades flagrantes que, en su momento, este columnista denunció cuando dirigía la Unidad de Investigación de ‘El Comercio’. Para empezar, el gobierno aprista exoneró la construcción de las exigencias del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) y dictó ‘medidas excepcionales’ que le permitieron a Odebrecht incrementar el costo en más de ¡US$400 millones!

El pago de los presuntos sobornos coinciden -¡oh sorpresa!- con las dos reuniones que tuvo Alan García con Marcelo Odebrecht (el mandamás de esa compañía, actualmente preso) el 20 de setiembre del 2006 y el 11 de setiembre del 2008.

Y también con las 12 visitas personales que le hizo Jorge Simoes Barata (el representante de esa empresa en Lima) en Palacio de Gobierno.

El Metro de Lima, por cierto, no es la única obra que tuvo Odebrecht. Hay muchas más. Y también muchos protagonistas que ocuparon cargos importantes, como Enrique Cornejo Ramírez, Oswaldo Plascencia, Luis Nava Guibert, Hernán Garrido Lecca, hombres de confianza de Alan García.

En marzo pasado, los fiscales brasileños interrogaron a Alan García y a su expremier Jorge del Castillo, pero ambos, astutamente, guardaron silencio sobre esas diligencias.

Como dice mi amiguito Matías Benzaquén, todo se llega a saber y descubrir. Nos vemos el otro martes.

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