Por: Miguel Ramírez
Cuando ocurre un crimen, lo primero que hacen los curtidos detectives es preguntarse: ¿A quién beneficia dicha muerte? Eso es lo que también se preguntan los peruanos luego de conocerse que la empresa corrupta Odebrecht decidió suspender la colaboración eficaz con las fiscalías peruanas, que investigan los sobornos que pagaron en el país.
Según informó la Procuraduría Federal de Brasil, la compañía tomó esa decisión debido a que el Perú estaba incumpliendo los acuerdos de no incriminar a sus directivos que han delatado varios casos de corrupción.
Es una incógnita si Odebrecht cambiará su negativa de seguir colaborando. Pero lo cierto es que hay muchos interesados en que los pactos de colaboración terminen en una muerte súbita y no se sepa toda la verdad.
Hasta hoy, por ejemplo, Jorge Barata –el exmandamás de la empresa brasileña que repartió millones en Lima– no ha sido interrogado sobre los sobornos que entregó a cambio de obras públicas, durante el segundo gobierno del expresidente Alan García.
Como se sabe, tres funcionarios apristas de rango medio están presos por recibir 2,5 millones de dólares en la obra del Metro de Lima, pero el soborno fue de 8 millones de dólares. Aún no se sabe dónde está la diferencia y quién o quiénes eran los reales beneficiarios.
Sobre eso tenía que hablar Barata durante el interrogatorio que le haría el fiscal Hamilton Castro, pero todo ha quedado suspendido.
No es la única obra pública del gobierno aprista en donde se habría producido pagos ilícitos. El jueves pasado, la revista ‘Caretas’ reveló que en uno de los sistemas encriptados que tenía Odebrecht en Suiza, llamado MyWebDay, figuran cinco contratos más, que hasta hoy eran desconocidos.
Lo que guarda esa plataforma -creada por Odebrecht para registrar y ocultar los sobornos que pagaban en todo el mundo- es toda una caja de sorpresas. También figuran obras públicas que ganaron entre los años 1997-2000, ¡durante el gobierno del expresidente Alberto Fujimori!
Se trata de la carretera Ilo-Desaguadero, la construcción de una presa y un canal en Ayacucho y la edificación del túnel trasandino.
Ese es el primer indicio que probaría que durante el régimen de Fujimori también se pagaron sobornos. Pocos han reparado en que Odebrecht era la engreída de Fujimori. Durante ese gobierno ganó 30 obras públicas, muchas más de las que obtuvo durante las gestiones de Alan García y Ollanta Humala, que sumaron 24 en total.
En la era de Fujimori, a dicha empresa se le adjudicaron contrataciones por 450 millones de dólares. Durante la semana, los directivos de Odebrecht y los fiscales peruanos se han acusado mutuamente de ser responsables de la suspensión de los acuerdos de colaboración. Todos se tiran la pelota.
¿Se pondrán de acuerdo o hay un gran ‘titiritero’ que maneja los hilos del caso de corrupción más importante del país? Nos vemos el otro martes.
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