Nicaragua vive un infierno. Una semana de intensas protestas terminó en una sangrienta jornada de violencia que, en medio de manifestaciones, saqueos y enfrentamientos con la policía, dejó más de 30 muertos y cerca de un centenar de heridos.
El detonante de esta conmoción social fue una resolución dada por el gobierno del presidente sandinista Daniel Ortega, que decretó el aumento de pagos a la Seguridad Social. Entre las víctimas mortales figuran un policía y el periodista Miguel Ángel Gahona, a quien le cayó un balazo en la cabeza cuando realizaba una transmisión en vivo para Facebook.
En la capital Managua y otras ciudades se han producido saqueos en tiendas y supermercados. En fotos y videos difundidos por las redes sociales se ve a cientos de vándalos cargando televisores, alimentos y otros productos por las calles.
El presidente Ortega se vio obligado a derogar ayer la norma mediante la cual los empleados pasaban de dar al seguro el 6.25% al 7 % de su salario; los empleadores, del 19% al 22.5% de los sueldos de sus trabajadores; y los jubilados, con el 5% de su pensión de retiro.
Estados Unidos y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) condenaron la violencia y los excesos contra los manifestantes en Nicaragua.
Hasta el Papa Francisco expresó su preocupación por el país centroamericano: “Manifiesto mi cercanía en la oración a ese amado país y me uno a los obispos en el llamamiento a que cese toda violencia”.