“El que a hierro mata a hierro muere”, reza un dicho popular. Un sanguinario exrecluso fue secuestrado, torturado y asesinado de tres balazos en la cabeza y luego su cadáver abandonado en la vía pública en pleno toque de queda en la ciudad de Trujillo. Sin embargo los homicidas no pudieron ir muy lejos y en tiempo récord los agentes de la División de Investigación Criminal de Trujillo capturaron a tres de estos, uno de ellos menor de edad, cerca del lugar del hallazgo.
Eran las 8:00 p.m. del viernes cuando una llamada a la Central de Emergencia 105 de la Policía Nacional alertó de un cadáver abandonado en la cuadra 7 de la Calle 31 de Enero, a espalda del colegio Florencia de Mora.
Los agentes llegaron en contados minutos y descartaron un posible caso de COVID-19 y por lo contrario estaban frente a un asesinato. Poco después llegaron los peritos de criminalística y detectives de la unidad especializada de la Divincri Trujillo y la fiscal Fiorella Gutiérrez Rodríguez de la Fiscalía Corporativa Mixta de El Porvenir. La víctima fue identificada como Randú Brando Miranda Laurencio (26) (a) “Randú”, un expresidiario.
De acuerdo a las lesiones que presentaba el cuerpo, uno de los detectives encargado de la investigación, señaló que “Randú” habría sido secuestrado y sometido a torturas durante varias horas para después ejecutarlo de tres balazos en la cabeza.
Tras perpetrar el crimen, trasladaron el cuerpo sin vida en una carretilla y lo abandonaron en la referida calle junto a esta herramienta de construcción.
Las investigaciones llevaron a los detectives a ubicar el lugar donde se había cometido el asesinato, ubicado a pocas cuadras, y ahí capturaron a los presuntos asesinos identificados como Giancarlo Espejo Bazán (24) “Frank”, José Becerra Espejo (21) “Pepito” y el menor de iniciales J.B.C. (17), integrantes de la banda criminal “Los Nuevos 80 de Florencia de Mora”. Ellos son investigados por el delito de homicidio calificado y tráfico ilícito de drogas.
La Policía presume que el móvil del asesinato sería un ajuste de cuentas. Randú era buscado por la banda rival “Los Canallas” que buscaban vengar el homicidio del sobrino del cabecilla. Así también, este se salvó de la muerte el 24 de noviembre del año pasado cuando fue atacado a balazos por dos sujetos desde un auto en marcha pero las balas le rozaron. Uno de los proyectiles impactó a su amigo Carlos Huerta Vásquez (26) que lo mató.