
La desesperación se apoderó de Tingo María cuando vecinos vieron a una joven corriendo envuelta en llamas hacia un grifo en busca de auxilio. Era Janela Alva Loyola, de 26 años, quien pedía agua entre gritos desgarradores para intentar apagar el fuego que consumía gran parte de su cuerpo.
Las cámaras de seguridad registraron la dramática escena. Con la cabeza envuelta en fuego, Janela tomó un balde de agua e intentó sofocar las llamas mientras trabajadores del grifo y transeúntes corrían a ayudarla. La rápida intervención del SAMU y agentes de serenazgo permitió trasladarla de emergencia al Hospital de Tingo María.

Sin embargo, su estado era crítico. Presentaba quemaduras de segundo y tercer grado en el 40% de la superficie corporal y afectación en las vías respiratorias, por lo que fue evacuada en helicóptero a Lima.
Ahora se encuentra internada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Arzobispo Loayza, donde los médicos mantienen su pronóstico reservado.
DENUNCIAS Y SOSPECHAS
Su madre, Marcelina Loyola, llegó con ella a Lima el último jueves y, entre lágrimas, reveló que su hija era víctima de violencia física constante por parte de su pareja. Aseguró que él la obligaba a robar, la drogaba y la echaba a la calle para conseguir dinero. “Siempre la golpeaba, pero ella nunca se atrevió a denunciarlo por miedo a represalias”, declaró.
La mujer también deslizó otra hipótesis: responsabilizó a su propio padre, conocido con el alias de ‘Gato’, a quien había denunciado previamente por violencia familiar. La Policía y la Fiscalía investigan ambas versiones y revisan las cámaras de seguridad para esclarecer lo ocurrido.
Marcelina vive un drama aparte: duerme en una banca del hospital, sin dinero ni ropa de cambio, acompañando a su hija día y noche. Además, debe responder por sus otros tres hijos que quedaron en Tingo María y por su nieta de 4 años, que pregunta insistentemente por su madre.

El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables le ha ofrecido apoyo psicológico y alojamiento temporal, pero la madre se niega a alejarse del hospital. “Yo la conozco y sé que no se haría esto sola. Ella no sería capaz”, insiste, mientras espera un milagro para salvar la vida de Janela.
Las autoridades han activado los protocolos de investigación y de apoyo a las víctimas. La Defensoría del Pueblo en Tingo María y la Fiscalía de Familia siguen de cerca el caso, mientras la Policía busca identificar plenamente al agresor.
Por ahora, lo único claro es que Janela Alva Loyola lucha entre la vida y la muerte, convertida en símbolo de un nuevo caso de violencia que estremece al país.











