El distrito fronterizo de Desaguadero, en Puno, se ha convertido en el nuevo centro de operaciones de los ‘coyotes’ bolivianos, cuyo negocio de la trata de personas se ha incrementado en los últimos meses, debido a la migración ilegal de ciudadanos colombianos, haitianos y venezolanos, a quienes les cobran entre 500 y mil dólares para hacerlos ingresar a Perú.
También se ha descubierto que llevan a algunas mujeres a los centros mineros de La Rinconada, en Puno para prostituirlas.
Los ‘coyotes’ transportarían entre 50 y 60 extranjeros indocumentados en un mes, hacia Perú y Chile, pero a muchos de ellos los asaltan o en el peor de los casos a algunas mujeres las llevan con engaños a los centros mineros de La Rinconada, en Puno, donde las prostituyen, contó un peruano dueño de una embarcación de madera.
"Los coyotes ingresan al Perú utilizando vías alternas y el río. Llegan a la frontera desde La Paz hacia Desaguadero, en un viaje que dura siete horas tras sortear tres controles policiales, a las 4 de la madrugada los días martes y viernes, cruzan el límite mezclándose entre los comerciantes que atraviesan el puente internacional en días de feria, en Puno", dijo la fuente.
Muchos viajeros desde Puno continúan su camino hacia Brasil u otros países. Esta versión fue corroborada por un balsero boliviano de nombre Tito, quien desde hace más de 20 años trabaja en el río Desaguadero.
"Los indocumentados llegan en un taxi en la madrugada y para evitar ser capturados nos piden que los llevemos hacia Perú. Les cobramos 30 dólares, y de ahí ellos continúan solos", indicó Tito.
Por su lado, un policía de Desaguadero, en Puno, señaló que los días martes y viernes el flujo de personas es demasiado y técnicamente es imposible hacer la revisión y control de todos los que ingresan al país.
"En varias oportunidades se ha intervenido haitianos, colombianos y de otros países sin documentos en Puno, quienes habrían sido víctimas de los coyotes", refirió el agente.