Un rayo de esperanza iluminó la fría mañana del miércoles 10 de diciembre en la provincia de Chota, Cajamarca. Tras más de 48 horas atrapado bajo tierra, a más de 200 metros de profundidad, el minero Román Lumba Herrera volvió a ver la luz. Su rescate marcó un punto de alivio en medio de una tragedia que tuvo en vilo a toda la comunidad de Chalamarca.
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Lumba Herrera, operario dedicado a la extracción de carbón en el centro poblado Rosas Pampa, había quedado atrapado junto a otros dos trabajadores tras el desprendimiento de rocas ocurrido durante la noche del lunes. El accidente se produjo mientras realizaban labores de extracción, en una zona donde la informalidad y la inestabilidad del terreno han sido señaladas como factores de riesgo permanente.
Apenas fue sacado del socavón, los rescatistas lo trasladaron en ambulancia al Hospital José Soto Cadenillas de Chota. Ahí, la Red Integral de Salud – Chota informó que permanecerá bajo estricta observación médica debido al grave impacto físico y emocional sufrido.
En paralelo, los vecinos de Chalamarca seguían removiendo piedras, arena y carbón. La comunidad, acostumbrada a la producción artesanal de este mineral, fue la primera en entrar al socavón con cuerdas, picos y baldes, en un rescate improvisado mientras aguardaban la llegada de más refuerzos.
LA TRAGEDIA DE FONDO
Pero mientras la noticia del sobreviviente corría por la zona, otro golpe estremecía a la familia Lumba. Los otros dos mineros atrapados no lograron sobrevivir. Las víctimas fueron identificadas como Pascual Saavedra Hoyos y Ángel Lumba Huacal. Este último, de apenas 19 años, era hijo del trabajador rescatado.
El capitán Giancarlo Arriaga, encargado de la comisaría sectorial PNP Chota, confirmó que el cuerpo del joven Ángel fue recuperado a las 2:30 de la madrugada del miércoles, luego de intensas labores que se prolongaron día y noche.
Según detalló, el otro compañero, Pascual Saavedra Hoyos, también perdió la vida y su cuerpo permanecía aún en el interior del socavón mientras continuaban los trabajos para extraerlo de manera segura.
Las condiciones complicaron cada paso. La falta de acceso adecuado, el funcionamiento no formal de la operación minera y la fragilidad del terreno hicieron que cada movimiento dentro del socavón fuera una maniobra de riesgo, según reportaron los rescatistas.
EL PULSO DEL RESCATE
La policía, los ronderos y los pobladores iniciaron las labores desde las 7 de la noche del martes, utilizando principalmente herramientas básicas. La zona donde ocurrió el derrumbe era tan inestable que, según RPP, inicialmente resultó imposible ingresar a retirar los cuerpos o llegar hasta Lumba Herrera.
Los trabajos se centraron en remover restos de tierra y carbón para abrir paso en un espacio reducido donde cada piedra suelta representaba un posible derrumbe adicional. Familias, vecinos y voluntarios permanecieron en los alrededores, habilitando puntos de apoyo y sosteniendo la operación desde el primer momento.
La Fiscalía y la Policía continuaron en el lugar a la espera de condiciones seguras para acceder a todos los puntos del socavón. Hasta el momento, no se ha determinado si los trabajadores realizaban labores formales o informales.
En medio de ese escenario desgarrador y de una comunidad volcada a los esfuerzos, el rescate con vida de Román Lumba Herrera se convirtió en el único respiro frente a una tragedia que marcó profundamente a Chalamarca.
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