Aprovechando sus conocimientos en quechua y su gran interés por difundirlo hacia otras personas llevó a Lesly Paraguay de la Cruz, una joven de 25 años de edad -de la provincia de Huancavelica- junto a otros cuatro profesionales a fundar el proyecto Illari Quechua. Con esta iniciativa que inició el 2020 se ha logrado convocar a más de 100 voluntarios y especialistas quienes dictan charlas de orientación vocacional virtuales a niños y jóvenes quechuahablantes.
Esta actividad se efectúa para que los jóvenes reconozcan el mundo laboral y las oportunidades de desarrollo en su lengua materna, según informó el Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) mediante un comunicado.
Lesly es natural del centro poblado de Pichiu, distrito Andaymarca, en la provincia de Tayacaja. En esa localidad concluyó sus estudios secundarios hablando quechua y a los 17 años aprendió el castellano cuando realizaba estudios superiores en Lima con la Beca 18 modalidad Vraem del Pronabec.
“Illari Quechua nace desde la conversación reflexiva de un equipo de jóvenes interesados en brindar talleres de orientación vocacional a jóvenes quechuahablantes que no podrían acceder fácilmente a estas oportunidades”, indicó la joven.
Actualmente trabaja de forma remota en Everis, una empresa tecnológica transnacional, donde se inició como diseñadora y luego a ser miembro de UX Designer en el Área de Experience Design, por lo que tiene muchos contactos profesionales, algunos de ellos se han convertido en voluntarios de su proyecto.
Illari Quechua sigue creciendo y además de llegar al poblado de Pichiu también lo ha hecho en el de Huaranhuay y a la comunidad de Trujipata, en la región Apurímac. Allí asistieron jóvenes, padres de familia y niños. Para financiar sus actividades, también enseñan quechua a quien quiera aprender.
Para Lesly ha sido muy gratificante saber que los jóvenes se están uniendo a Illari como voluntarios porque comprenden la trascendencia de su labor.
“Mi sueño es que ningún niño quechua en el Perú se avergüence de nuestra lengua, sino que la ame. ¡Yo voy a seguir trabajando por este objetivo!”, expresó.
Finalmente, comentó que a ella le costó mucho aprender a hablar castellano, pero lo consiguió leyendo muchos libros y escuchando atentamente.
Tras ello regresó a su comunidad por la pandemia y al ver que los niños ya no quieren hablar su lengua originaria por temor al qué dirán, quiso ser parte de la solución y emprendió su proyecto.