
La tensión en Jaén por el retraso en las obras del aeropuerto llegó a un punto de quiebre. El último jueves, un grupo de ronderos ingresó al terminal aéreo y castigó con chicotazos al gerente central de Administración y Finanzas de Corpac, José Luis López Guzmán. El hecho, registrado en videos que se viralizaron en redes sociales, encendió la polémica nacional sobre los límites de la llamada “justicia popular”.
Los dirigentes comunales denunciaron sentirse burlados por las reiteradas postergaciones en la entrega de la obra. Según indicaron, el compromiso inicial era culminar la pista de aterrizaje a inicios de año, pero los plazos se fueron corriendo hasta agosto sin resultados. Ante ello, cerca de diez ronderos decidieron tomar la justicia en sus manos.

“¡Estamos cansados de tantas mentiras!”, gritó uno de ellos antes de ejecutar el castigo. Otro lo justificó como una “práctica costumbrista” y un “castigo en defensa del pueblo”.
ALCALDE EN LA MIRA
El incidente se produjo en presencia del alcalde provincial de Jaén, Francisco Delgado Rivera, lo que ha generado serias dudas sobre su rol en los hechos. Testigos aseguran que la autoridad municipal acompañó a la comitiva que ingresó al aeropuerto y presenció los latigazos.
Corpac, en un comunicado oficial, condenó enérgicamente la agresión y calificó el acto de “injustificable”. La empresa señaló además que se trataría de un “uso político indebido” de algunas autoridades municipales, deslizando que el alcalde habría tenido un papel protagónico en la protesta.
A pesar del violento episodio, la compañía ratificó que los trabajos en el aeropuerto continuarán y aseguró que la entrega de la pista de aterrizaje está programada para el próximo 11 de septiembre.

Mientras tanto, el presidente de la Confederación de Rondas Campesinas y Nativas, Miguel Guevara, sostuvo que la medida fue una respuesta directa a los incumplimientos. “La comunidad ya no cree en las promesas”, expresó.
La Policía evalúa las posibles responsabilidades legales de los ronderos involucrados, así como las implicancias de la participación del alcalde. El hecho ha reabierto el debate sobre hasta dónde pueden llegar las rondas campesinas con sus castigos, especialmente en espacios estratégicos como un aeropuerto.
Lo cierto es que, mientras la ciudad espera con urgencia la entrega de la obra, el violento castigo contra un funcionario estatal ha puesto a Jaén en el ojo de la tormenta política y social.










