Más de 4 mil personas le dieron el último adiós a Guissel (8), quien fue ultrajada y asesinada por el evangélico Fernando Matos Paucar, durante un emotivo funeral en el cementerio Esperanza Eterna. El gesto conmovedor lo puso un grupo de payasos, quienes no pudieron contener el dolor y derramaron lágrimas en la multitudinaria despedida que se llevó a cabo el día de ayer a las 5 de la tarde.
Al mediodía, el obispo de Huancayo, monseñor Pedro Barreto Jimeno, ofició una misa de cuerpo presente y realizó el bautizo póstumo a Guissel Maryori V. P., en el capilla de Chilca, antes de ingresar al reino de Dios.
“Desde el 2016, ya son tres víctimas menores que encuentran una muerte cruel. No encuentro palabras de aliento para los padres, pero esto tiene que parar”, reflexionó Barreto.
“Guissel cuidará desde el cielo a sus padres, hermanos y a todos los niños de esta ciudad. Es nuestro ángel”, finalizó el representante de la iglesia huancaína.
El ataúd con los restos de Guissel, cargado en hombros de familiares y amigos, llegó hasta la escuelita donde estudiaba y fue recibido por sus compañeros, profesores y padres de familia, quienes la despidieron con pétalos de rosa blancas hasta el camposanto. Unas cuatro mil personas se dieron cita en el cementerio para despedirla.
Ayer, por cuarta vez consecutiva, los pobladores intentaron quemar el cuarto de Fernando Matos, donde fue ultrajada y asesinada la menor. Se conoció que la Fiscalía ha pedido nueve meses de prisión preventiva para el asesino de la menor.