El médico geriatra, Gustavo Rondón, recordado por presidir la Comisión de Fiscalización del Congreso durante el periodo 2015-2016, volvió a tomar un papel protagónico a mediados de este año cuando fue designado como presidente del Comando COVID-19 en la región Arequipa. Esta situación lo puso en una gran encrucijada, entre salvar la vida de las personas y alejarse de su familia, sobre todo, de su señora madre que tiene 100 años de edad.
Él recordó los momentos difíciles que atravesó al abandonar su hogar para cumplir profesionalmente con ese rol tan importante de ayudar a los pacientes que buscaban un tipo de ayuda, precisamente, en una época en la que Arequipa era seriamente golpeada por el COVID-19.
Indica que a sus 62 años, considerado dentro de la población vulnerable, le ofrecieron ese cargo el 24 de julio días antes que su madre cumpliera sus 100 años.
“Imagínate el dolor que he tenido al no poderla abrazar a mi madre, verla, cuidarla, y solo preguntar cómo está. El sentir que ella también me extraña y preguntaba ¿Dónde esta mi hijo?. En lo personal han sido momentos muy desgarradores, ha sido una experiencia muy dura”, asegura.
Esta situación generó gran preocupación dentro de su familia y sus amigos. Asegura que ellos le recordaban en todo momento los riesgos y peligros a los que se enfrentaría, no solo por el mortal virus, sino también a la crítica ciudadana si es que no se obtenían los resultados alentadores en la batalla contra la enfermedad.
“Me decían: 'como se te ocurre aceptar ese cargo, vas a tener que ir a los mercados, en el transporte público, a hospitales (…) Inclusive me decían, ‘tu te vas a contagiar y te vas a morir’. Nadie te obliga a ti estar en ese frente de batalla. ¿Qué quieres ser, un héroe?. Era como sentir y a la vez no sentir el respaldo de tu familia”, expresó Rondón.
Compromiso con el adulto mayor
El excongresista comenta que conversó con la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, cuando el gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres, le ofreció ser el presidente del Comando COVID-19 de Arequipa, debido a que por ese entonces -señala- no se estaban manejando bien la situación para controlar los índices de contagios.
“La enfermedad más afectaba a los adultos mayores y en mi condición de médico geriatra dije: ‘hay que asumir esto’ (...) Lo he visto como una cuestión personal de un reto grande y que se ha cumplido”, precisó.
Señala que la gente buscaba camas para sus pacientes en los hospitales, así como el oxígeno que era esencial en ese momento de la pandemia. Es aquí donde recordó a Celia Capira, mujer que corrió tras el auto que trasladaba al presidente Martín Vizcarra, suplicando que ayuden a su esposo.
“Ese caso me partió el corazón, probablemente, fue otra de las motivaciones para aceptar ese cargo”, sostiene.
Cabe indicar que el pasado 29 de setiembre el médico dio un paso al costado en el cargo tras señalar que cumplió con su rol de disminuir considerablemente el número de fallecidos durante su gestión. “Dije labor cumplida, dejo allí el cargo”, agrega.
Finalmente, invocó a la población a continuar con los cuidados necesarios para evitar contagios por el coronavirus demostrando una actitud de responsabilidad en todo momento y espera que esto llegue a las fibras cardiacas de la gente.