Durante la etapa de pandemia por el coronavirus el panorama de violencia infantil en el país continúa acentuándose, por ello, la directora nacional de Aldeas Infantiles SOS Perú, Nancy Martínez Pacheco, indicó que a raíz del COVID-19, existen nuevos riesgos para la niñez tanto dentro como fuera de casa.
“Consideramos que darlos a conocer es necesario para lograr la toma de conciencia, así como sumar nuevos aliados a favor de lucha en pro de los derechos infantiles”, manifestó.
Cabe indicar que todos los 25 de abril se celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Maltrato Infantil, y en ese sentido, la ejecutiva mencionó tres datos que revelan el panorama de miles de niños y adolescentes en el país.
Como punto uno, se tiene que según el reporte de atenciones por violencia familiar del Ministerio de la Mujer, en los tres primeros meses del año se han atendido 12,306 niños y adolescentes. De estos 5,098 fueron por violencia psicológica, 3,780 por violencia física, 3,376 por violencia sexual y 52 por violencia económica. De estos casos el 68% fueron mujeres y el 32% hombres.
Como dato número dos está que, entre enero y marzo, 1,071 niños y adolescentes se reportaron como desaparecidos, según los reportes de Igualdad y no violencia de la Defensoría del Pueblo. En marzo se registró la mayor cifra con 415 casos, de los cuales el 82% eran niñas y adolescentes mujeres.
Un tercer dato es que el Ministerio de Educación estima que 705 mil niños y adolescentes han interrumpido sus estudios entre el 2019 y el 2020 o están en riesgo de hacerlo. De ellos, 597 mil son de colegios públicos.
Ante esa situación Stephany Orihuela, Especialista en Protección Infantil y Participación de Aldeas Infantiles SOS Perú brindó algunas recomendaciones.
Entre ellas, el control de emociones; es decir, exteriorizar los sentimientos, aprender técnicas de respiración o salir a caminar, lo que disminuirá el nivel de exaltación y permitirán mantener la calma.
También normas familiares claras o reglas que incluyan derechos y deberes a los que viven bajo en un mismo techo, pues éstas ayudan a establecer límites de la conducta.
Usar el lenguaje no verbal como gestos en vez de palabras es otra forma de decir algo.