El personal de Salud diariamente permanece de pie frente a la guerra contra el COVID-19, es por eso que médicos, enfermeras y demás profesionales ya muestran signos de fuerte agotamiento físico y mental que les ha provocado cuadros de ansiedad, depresión, ira y hasta temor en Cusco.
Según la médico siquiatra del Hospital Regional de Cusco, Diana Lloclla, es muy difícil luchar contra la muerte todos los días. Esto ocasiona que un porcentaje muy alto de los trabajadores de Salud, desarrollen conductas depresivas, recibiendo tratamiento por parte de sus propios colegas y en el mismo hospital donde laboran.
En el Hospital Regional de Cusco laboran 1068 trabajadores, de los cuales el 20% viene recibiendo un acompañamiento psicológico, ayuda profesional en tiempos de pandemia, la misma que es impartida por el Departamento de Salud Mental del nosocomio, cuyo planteamiento busca tamizar a todos los trabajadores del hospital mediante acciones de barrido que se llevan a cabo de manera urgente.
“En estos momentos, además de combatir el coronavirus, todos luchamos contra la ansiedad, desesperación, tristeza, frustración y demás factores de riesgo debido a extenuantes horas de trabajo, insumos deficientes, equipos faltantes y otras situaciones que no está en nuestras manos solucionar”, señala Lloclla.
También menciona que frente a todos estos sentimientos, ellos generan y enseñan a producir mecanismos de defensa para afrontar estas vicisitudes y tener residencia o capacidad para sobreponerse a todas estas dificultades y no llevarlas a cuestas todo el tiempo.
Coronavirus en Perú: 20% de trabajadores del Hospital Regional de Cusco recibe acompañamiento psicológico. (Foto: Juan Sequeiros)
EMERGENCIA PSICOLÓGICA
Por su parte, el psicólogo Samuel Condori señala que en el hospital cusqueño se han reportado casos de emergencia psicológica entre sus compañeros, y ellos han tenido que actuar de inmediato con un abordaje personalizado.
Primero con especialistas psicólogos y luego con psiquiatras, incluso los tratamientos pueden derivar al consumo de fármacos prescritos a fin de atravesar etapas de daño bastante pronunciado.
Vivir combatiendo enfermedades y salvando vidas es un trabajo psicológicamente demandante, pero antes los trabajadores podían dejar toda esa carga emocional al salir de sus centros de trabajo, ahora no lo hacen debido a que se ven implicados sus familiares y amigos más cercanos, quienes podrían sufrir algún tipo de afectación por el trabajo que realizan.
Esa probabilidad de contagio y todo lo que conlleva, es la causa principal de preocupación y angustia entre los trabajadores. Esta afectación psicológica es considerada como un nuevo factor de riesgo entre los trabajadores, por ello se les monitorea a fin de lograr un menor impacto en su vida profesional y familiar.
Un trabajador de Salud deprimido sufrirá de ansiedad y no podrá dormir, y finalmente no será capaz de trabajar. Ante esto, el Departamento de Salud Mental busca revertir este círculo y prevenirlo.
“Cuando las personas pierden algo, en este caso la salud, atraviesan una etapa de duelo, primero viene la cólera, ira, frustración, luego la aceptación y posteriormente la reconciliación, este es el proceso que nosotros guiamos y acompañamos para que los trabajadores no queden con secuelas de afectación permanentes”, citó Condori.
Desde Cusco los encargados de salud mental solicitaron a los conocidos, amigos y familiares de estos trabajadores a mostrar empatía con ellos y ayudarlos a superar este difícil momento, señalando que el apoyo y soporte emocional que estos profesionales hallan en casa puede ser decisivo para superar la inquietud y sobresalto por el bien de ellos.
DATO
Según un último reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 53,8% de los trabajadores de Salud sufre un impacto psicológico de moderado a severo, un 16,5% presenta síntomas depresivos y un 28,8% síntomas ansiosos; estas cifras tienen tendencia a la alza.
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