En los andes peruanos existe la Azorella compacta, una planta con forma de almohadillas que crece en zonas altas y frías, entre los 3,800 a 5,200 msnm, donde difícilmente crecen otras especies. Entre sus capas se ubican partículas de cenizas volcánicas lo que permite determinar el momento de las erupciones de volcanes cercanos. Así lo indicó el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet).
La planta es conocida como ‘Yareta’ y contiene una resina que es empleada como combustible doméstico y algunos pobladores la utilizan para combatir ciertas dolencias.
Su crecimiento radial es lento del centro hacia los bordes a manera de acumulaciones, de diminutas hojas nuevas sobre las hojas muertas, que van formando una especie de “cojines”. Por ello, su período de vida puede durar cientos o miles de años y por esas características los investigadores recogieron pequeñas porciones laminares como muestras del flanco norte del volcán Misti para analizarlas con 14C (radiocarbono) para conocer la edad a un nivel de crecimiento desde la superficie hacia el interior.
Como parte de lo resultados es que se ubican entre 1948-1958 a 15 centímetros debajo de la superficie actual de la planta; mientras que a 29 centímetros de profundidad se identificó un periodo de crecimiento entre 1802-1958.
Debido a su longevidad la Yareta podría registrar, en sus capas, partículas de cenizas de volcanes cercanos con las que se podría determinar el momento de la erupción. Estas podrían ser una herramienta geocronológica única, sobre todo en ambientes áridos y fríos como los Andes peruanos.
Esta planta analizada tiene un ratio de crecimiento de 1.3-3.5 mm/año y habría empezado a crecer entre los años 1462-1830, poco después de la última erupción del volcán Misti (Siglo XV) y habría existido ya cuando ocurrió la erupción explosiva del volcán Huaynaputina (año 1600) y durante las erupciones de los volcanes Ubinas y Sabancaya.
Además, la planta podría utilizarse para estimar el tiempo de ocurrencia de otros fenómenos geológicos como grandes sismos, deslizamientos, entre otros.
Dicho estudio fue realizado por ellos investigadores del Observatorio Vulcanológico del Ingemmet, el Programa de Asistencia ante Desastres Volcánicos del Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS-USAID) y la Universidad Politécnica del Estado de California en San Luis Obispo, en el marco del Convenio 158-2017-FONDECYT.