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La angustia crece con cada ola. Cinco pescadores que partieron del puerto de Pucusana el pasado 16 de marzo para pescar pota en altamar, no han regresado a casa. Desde esa fecha, sus familias viven una pesadilla. La última comunicación fue el 19 de marzo, cuando uno de los tripulantes logró avisar por teléfono que su embarcación había sufrido fallas técnicas. Desde entonces, todo es silencio.
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Los desaparecidos han sido identificados como Vladimir González Peña, José Luis Alvines Mendoza, José Gabriel Alvines Machacuay, el ciudadano colombiano Johnny Isaza López y un quinto pescador aún no identificado. Todos iban a bordo de la embarcación ‘Mi Juanita’.
Los familiares no han esperado sentados. Ellos mismos se han lanzado al mar en su búsqueda, navegando hasta 500 millas mar adentro. Han tocado las puertas de la Marina, la Capitanía del Callao y el Ministerio de Defensa, pero denuncian que no han recibido un apoyo real. La Marina, afirman, prometió una búsqueda aérea que nunca se concretó.
“No queremos más papeles, queremos que alguien nos diga: ‘vamos a buscarlos’”, claman con desesperación.
PEDIDO A GOBIERNOS DE PERÚ Y ECUADOR
La comunidad de pescadores de Pucusana se ha solidarizado con las familias y ha paralizado sus actividades como medida de protesta, exigiendo una operación de búsqueda seria y con recursos.
El alcalde de Pucusana, Juan José Cuya, ha solicitado formalmente la intervención del Ministerio de Defensa del Perú y de Ecuador. Según la información recopilada por las propias familias, la embarcación podría estar entre 600 y 700 millas mar adentro, posiblemente ya en aguas ecuatorianas.
Sus familiares esperan que esta historia pueda tener el mismo final feliz que la de Máximo Napa, un pescador de 61 años conocido como ‘Gatón’, que sobrevivió 95 días a la deriva en alta mar.
Napa zarpó desde el puerto de Marcona, Ica, el 6 de diciembre, pero perdió contacto con su familia el 21 de diciembre tras una falla en el motor de su bote. Sobrevivió bebiendo agua de lluvia y aferrándose al recuerdo de su familia.
El 11 de marzo fue rescatado por un barco pesquero ecuatoriano en aguas internacionales, a 558 millas de las costas de Chimbote.
EL ÚLTIMO RASTRO
El único dato certero lo proporcionó uno de los pescadores, quien el 19 de marzo llamó a su hijo para decirle que la nave presentaba fallas en el sistema eléctrico y que otra embarcación se acercaba para auxiliarlos. En ese momento, se encontraban cerca de Marcona. Desde entonces, no hubo más contacto.
Josimar González, hermano de Vladimir, decidió tomar cartas en el asunto y emprendió una búsqueda personal durante dos semanas por diferentes zonas del litoral. Su historia refleja la desesperación de los seres queridos de estos hombres del mar, que hoy siguen esperando una respuesta.
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