En medio de dramáticas escenas de dolor enterraron ayer los restos de las niñas de 10 y 11 años que fueron violadas y asesinadas por Maicol Oscco Quispe (23), en Andahuaylas. “Vamos a luchar para encontrar justicia”, dijeron los pobladores.
El homicida, quien confesó que actuó en complicidad con otra persona, se encuentra en el penal de Abancay, donde cumple siete días de detención preliminar.
Unas cámaras de seguridad captaron el momento en que Oscco Quispe siguió a la menor de 11 años cuando salía de su casa para vender gelatinas.
Ayer, en la misma provincia, denunciaron la desaparición de otro niño de 13 años. Según su mamá, Marina Ortega, el último sábado el menor regresaba de su colegio a su casa, pero jamás llegó.
Recordemos que la población de Andahuaylas, indignada por lo ocurrido, agredió al cruel asesino e intentó hacer justicia con sus propias manos.