Los perritos de las calles de Comas ya no sufren por hambre o sed, pues han encontrado un nuevo ángel guardián que cuida de ellos. Delfín Núñez, un abuelito de 74 años, sale a los parques y avenidas con un tazón de agua y otro de comida para alimentar a todos los animalitos que no tienen un hogar ni alguien que cuide de ellos. “Ellos son seres vivos, que necesitan comer y beber como las personas, no es justo que mueran por desnutrición o sed”, dice Delfín.
Él cuenta que hace poco perdió a su fiel amigo, su perro Rocky. Desde ese momento, despertó su sentido solidario por las mascotas que viven en las calles. “Recordaba la pena que me daba cuando olvidaba poner la comida de mi Rocky y pensaba en lo mal que la pasan los perros que no tienen quién los cuide”, comenta.
SU MEJOR HERENCIA
Don Delfín no está solo, también lo acompaña su nieta. Ella también ha desarrollado un gran aprecio por estos animales y apoya a su abuelo en esta noble labor. “Me llena de alegría ver que mi nieta admire lo que hago”, añade.
Este anciano asegura que con esta acción él sigue enviándole cariño a su querido perro Rocky. “Cada vez que un perrito me mueve la cola, siento que es mi mascotita que está en el cielo y que se alegra por lo que hago”, finaliza. (Michael Livia)
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