Por: Miguel Ramírez (Periodista de investigación)
“No me defiendas, compadre”, dice un conocido refrán que cae como anillo al dedo a la conversación telefónica que hace unas semanas sostuvieron los presidentes Martín Vizcarra y Donald Trump. El mandatario estadounidense felicitó a Vizcarra por “la valentía y firmeza del pueblo peruano” para enfrentar al coronavirus.
Lo de Trump no merece ningún elogio. Sus decisiones equivocadas frente a la pandemia han afectado mortalmente a su país. Se burló del invisible demonio. Hoy, Estados Unidos es el país con más fallecidos en todo el mundo, supera los 90 mil muertos. Trump actúa sin importarle las consecuencias para su pueblo. Sus propios asesores bloquean sus peligrosas decisiones, según cuenta el famoso periodista Wob Woodward en su libro ‘Miedo. Trump en la Casa Blanca’.
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Relata que, apenas llegó al gobierno, Trump quiso anular el Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y su aliado Corea del Sur, conocido como ‘Korus’. El pacto, firmado en los años 50, comprendía operaciones de inteligencia sofisticada del más alto secreto. Permitía conocer lo que hacía la comunista Corea del Norte con sus misiles ICBM, que tenían capacidad de llevar armas nucleares. Si los norcoreanos lanzaban un misil a Los Ángeles, tardaría en llegar 38 minutos, pero los programas de inteligencia –que comprendía ‘Korus’– permitían detectarlo en ¡siete segundos! Tiempo suficiente para derribarlo.
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El documento estaba en el escritorio de Trump para ser firmado, pero fue hallado por Gary Cohn, amigo personal y consejero económico del presidente. Cohn casi se cae de espaldas cuando lo leyó. Aquello desencadenaría una catástrofe de la seguridad nacional. “La cogí de la mesa. No iba a dejar que la viera. Nunca verá ese documento. Tengo que proteger al país”, le dijo Cohn a uno de sus colegas. Días después, Trump insistió en anular ‘Korus’. Sus asesores recurrieron al general James Mattis, el secretario de Defensa, un veterano de guerra y la voz más influyente en el presidente, quien lo convenció para desistir “momentáneamente”.
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En el libro hay testigos que describen su personalidad. Uno dice: “No le des lecciones a Trump. No le gustan los profesores. No le gustan los intelectuales. Nunca iba a clase. Nunca tuvo el programa de estudios. Nunca tomaba apuntes”. El desorden es otra de sus características. Una fuente cuenta que “Trump iba de la A a la G, de la L a la Z. O volvía a la D o a la S”. Trump es un machista compulsivo.
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Un día aconsejó a un amigo que había reconocido un mal comportamiento con las mujeres: “Has cometido un error. No saliste disparando y desafiándolas. El verdadero poder es el miedo. Todo es cuestión de fuerza. Nunca hay que mostrar debilidad. Siempre tienes que ser fuerte y agresivo”. Este es el presidente del país más poderoso del mundo que nos felicita por algo que él no hace, ¿qué les parece? Nos vemos el otro martes.
