Este Búho se siente orgulloso de que me permitan escribir una columna especial en Trome.pe, página digital que está llamada a convertirse en la más leída del Perú, como lo es nuestra edición impresa. Herbert, el nuevo editor de la web, me dijo “Búho sé que eres vargasllosiano hasta los huesos. Como nuestro escritor cumple ochenta años, queremos rendirle un merecido homenaje. Quién mejor que tú para que escribas sobre los libros de Mario Vargas Llosa, de su vasta producción literaria, que te han impactado más”.
Antes de escribir mis preferidas, debo darle la palabra al maestro, a Mario Vargas Llosa : ¿cuál de sus novelas salvaría de la hoguera? El escritor, de su amplia producción, se queda con dos: ‘Conversación en La Catedral’ y ‘La guerra del fin del mundo’. “Estas dos son las que más trabajo me ha costado escribir, por distintas razones, por dónde están situadas, por el contenido histórico (…) es muy difícil para un escritor decir qué libro de los suyos salvaría, porque todos han representado un período de tu vida. ‘Conversación en La Catedral’ es el libro que más trabajo me costó escribir y en el que estuve trabajando al principio a ciegas, sin saber cómo iba a integrar toda esa materia anecdótica que tenía. Pero si tengo que quedarme con uno, me quedaría con él”.
Había leído en el colegio La ciudad y los perros, ambientada en el Colegio Militar Leoncio Prado, donde el escritor fue internado por su implacable padre para quitarle, lo que según él, era el cáncer de la ‘sensibilidad’. La novela, para la anécdota, fue quemada públicamente en el colegio al considerarla una afrenta a dicha institución. Con Los cachorros, Vargas Llosa generó las iras de los curas del colegio ‘Champagnat’, donde el protagonista ‘Pichulita’ Cuéllar estudia y donde sufre un terrible accidente, al meterse a las duchas el terrible perro guardián que lo muerde y deja sin pene. En Conversación en La Catedral disecciona la sociedad peruana, desde lo más alto del poder, con el ministro de Gobierno, Cayo Bermúdez, represor, siniestro, corrupto, que era el espejo del hombre fuerte de la dictadura odriísta, Esparza Zañartu, el Montesinos del ‘ochenio’ odriísta. Ese libro tuvo un efecto hipnotizador en mí. Adictivo, embrujante. Desde el momento que puse mis ojos en la primera hoja no pude desviar la mirada.
Vamos con mi lista:
CONVERSACION EN LA CATEDRAL. El libro lo escribió Mario Vargas Llosa en 1969, era su tercera novela, después de ‘La ciudad y los perros’ y ‘Los cachorros’. El peruano demostró al mundo que el ‘boom’ de la literatura latinoamericana no solo se constituía del ‘realismo mágico’.
El autor escribe sobre la dictadura del general Manuel Apolinario Odría , quien gobernó el país con mano dura y al compás del mambo y los boleros, desde 1948 a 1952.
El inicio es impresionante. Te atrapa. A mí me sorprende que los extranjeros se enamoren de la novela. Porque en el fondo es demasiado peruana. La casa-bulín de Hortensia, la escultural amante de ‘Cayo Mierda’, en San Miguel, donde este recibe a sus socios y compinches para hacer negocios, se emborrachen y si quieren, se acuesten con su joven amante. ‘La Catedral’, el decadente bar a la espalda de la Plaza Unión, donde el protagonista Santiago Zavala se reencuentra después de una década con el negro Ambrosio, el antiguo chofer de su padre, el otrora todopoderoso empresario Fermín Zavala, del cogollo del gobierno de Odría, conocido entre sus íntimos como ‘Bola de oro’, un homosexual que no salía del clóset, pero tenía predilección por el chinchano chofer. La novela, según el escritor, nació fruto de su propia frustración que traslada a Zavalita, que es el hijo de este empresario que no sigue las reglas de la sociedad exclusivista de su Miraflores natal. No quiso ingresar a la Católica y estudió en San Marcos, donde no terminó Derecho y sí se volvió comunista al integrar la célula ‘Cahuide’, un dato histórico de su propia vida personal.
Al final, termina trabajando en el diario ‘La Crónica’, como editorialista, después de haber laborado en locales y policiales, y se casa con una sencilla enfermera. Esa vida opaca y desdichada se ve trastocada cuando se encuentra en ese bar con Ambrosio. Allí viene lo alucinante. Vargas Llosa utiliza novedosas y arriesgadas técnicas narrativas. Está en el bar con Ambrosio y en las tres líneas siguientes aparece la casa-bulín de ‘Cayo Mierda’ con la plutocracia dando rienda suelta a sus bajos instintos. El oprobio, la dictadura, la corrupción, la traición, el periodismo putañero, de burdeles, boites, nos lo muestra Vargas Llosa a través de Zavalita, porque Mario, a los 15 años, practicó en el diario ‘La Crónica’ de la avenida Tacna, hasta que su padre lo sacó del pescuezo, porque se enteró que paraba emborrachándose en las boites de la Plaza San Martín y tenía amigos ‘pichicateros’.
Lo repito, el inicio de esta novela no lo olvidaré.
‘Desde la puerta de La Crónica, Santiago mira la avenida Tacna sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, letreros de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú? Los canillitas merodean entre los vehículos detenidos y él echa a andar despacio hacia La Colmena. Las manos en los bolsillos, cabizbajo, va escoltando a transeúntes que avanzan, también hacia la Plaza San Martín. Eres como el Perú, Zavalita, se había jodido, piensa en algún momento. Piensa: ¿en cuál?’
Después de 41 años de publicada la novela, este Búho camina por la avenida Tacna. Nada parece haber cambiado a la desgarradora visión del Zavalita de Mario Vargas Llosa, salvo que el antiguo edificio de ‘La Crónica’, hoy alberga al supermercado Tottus.
LOS JEFES. Fue su primer cuento con el que ganó una beca a Francia que le cambiaría la vida. Como él mismo lo señaló, es parte de una vivencia, una rebelión escolar en su colegio, en Piura. Tan drástica y autoritaria era la educación escolar que los alumnos pedían horario para rendir exámenes finales. En medio de las protestas, se gesta una antigua rivalidad entre estudiantes. Mario le tiene mucho cariño a este libro. Yo también, al punto que cuando mi viejita se demoraba en servirme el almuerzo, gritaba como los estudiantes piuranos del libro ¡¡¡horario, horario !!!
LA GUERRA DEL FIN DEL MUNDO. Nuestro novelista viajó a Recife, Brasil, y se sumergió en los archivos para documentarse sobre la sangrienta rebelión en los sectores de Canudos. Una rebelión mesiánica, liderada por un fanático religioso, llamado El consejero. Hay que acotarlo, se basó en la estupenda novela de Euclides Da Cunha, ‘Os Sertores’. Pero el libro de Mario Vargas Llosa es extraordinario. Nuevamente emplea las técnicas literarias de ‘La casa verde’, pero esta vez le salió redonda. La descripción de los personajes. El beatito, el anarquista, Galileo Gal, la enigmática mujer, Jurema, los generales defensores de la república, jaqueada por un ejército de indigentes, conmoverán hasta las piedras. Especial sobre Mario Vargas Llosa de la TV argentina (sigue el ‘top 5’ abajo)
LA TIA JULIA Y EL ESCRIBIDOR. Un libro entrañable de Mario Vargas Llosa, menor de edad con 19 años en ese tiempo la mayoría de edad se adquiría a los 21, se vio envuelto en otro tremendo escándalo familiar, al casarse sin el consentimiento de sus padres con su tía política boliviana Julia Urquidi, diez años mayor que él. Las alucinantes circunstancias de ese enamoramiento y posterior matrimonio en un pueblecito de Chincha, entre el joven estudiante de Derecho, aspirante a escritor y redactor de noticias del noticiero de Radio Panamericana, y la altiplánica recién divorciada, serían utilizadas por Mario en su quinta novela, ‘La tía Julia y el escribidor’ (1977).
Por primera vez, Mario utiliza los nombres verdaderos de su familia y amigos en los capítulos impares, donde asistimos a la historia de ‘Marito’, el inquieto hijo de una dama de la sociedad arequipeña, Dora Llosa, y Ernesto Vargas, exempleado de una línea aérea y empleado de una empresa norteamericana que maltrata y odia a la familia de su esposa y martiriza a su hijo mayor Mario, al considerar que durante los ocho años en que abandonó a su madre y se crió con la familia Llosa, lo convirtieron en un chico aniñado que corría riesgo de ser afeminado. Por esta razón, Mario, al terminar el colegio en Piura e ingresar a San Marcos, decidió no vivir con sus padres, sino en Miraflores con sus abuelos, y frecuentaba casi diariamente la casa de su tío Lucho y su esposa boliviana Olga. Justamente aquí recala la guapa hermana de su tía, la boliviana Julia Urquidi , quien sin pelos en la lengua sostiene que viene a Lima a conseguir otro esposo que tenga ‘una buena posición económica’. La mujer se burla de ‘Marito’, al que conoció cuando era un bebito en Bolivia, y le dice que no sale c…
LA CIUDAD Y LOS PERROS. Mario Vargas Llosa escribe sobre su experiencia en el Colegio Militar Leoncio Prado. La novela tiene personajes inolvidables como el Poeta, el Jaguar, el Cholo y el triste ‘Esclavo’.
Allí, Vargas Llosa desnudó toda esa educación militar desprovista de sentimientos que, en el fondo, no era una crítica al colegio, sino a un padre salvaje y a unos gobiernos militares cavernarios. En su momento, la novela fue quemada en el patio central del colegio por militares retrógrados. Hoy es un libro de culto. Que innovo y fue piedra fundamental del llamado ‘boom’ de la literatura latinoamericana. No solo el libro pasó a la posteridad, sino también la película, de lo mejor de la cinematografía del notable Francisco Lombardi. Apago el televisor.
#FOTOS | Estas son las 25 mejores frases de Mario Vargas Llosa #VargasLlosa80 ► https://goo.gl/OG6QNPPosted by Trome on lunes, 28 de marzo de 2016