¡De terror! Los principales cerros y cementerios de Lima se han convertido en la central de operaciones de 'chamanes' y 'brujas', que usan los espacios para realizar oscuros rituales con el objetivo propiciar o curar 'daños' a las personas.
Un informe de ATV Noticias mostró cómo las cuevas del cerro San Pedro, en El Agustino, están ambientadas con mensajes para el más allá. Inscripciones con los nombres de los evangelios, zapatos con fotos, cadáveres de perros y gatos, amarres con ropa interior y otros símbolos reinan en el apu.
Fue en las alturas de este mismo cerro que en marzo pasado encontraron el cuerpo descuartizado de Sharon León, una joven de 23 años que fue reportada como desaparecida. Junto a su cuerpo, que estaba irreconocible y cubierto con una casaca, hallaron frutas, cigarrillos, botellas de agua florida e inclusive restos de animales. Residentes de la zona aseguraron que usaban los espacios para practicar rituales satánicos.
Una especialista en temas espirituales consultada por ATV Noticias reveló que para las creencias populares de los chamanes, los cerros tienen vida y poder, por lo que les hacen ofrendas a cambio de favores.
"En la luna nueva todo es oscuro. Cae la luna, ahí aprovechan los curanderos y van a los cerros y hacen pagos para que hagan daño maldad", dijo la experta para el mencionado medio.
Pero el cerro San Pedro no es el único que visitan los chamanes. En el Rímac, en pleno Centro de Lima, el Cerro San Cristóbal luce abarrotado de cadáveres de gatos y otros animales. "Cabezas de perros y gatos se usan para hacer un trueque con los cerros, para que puedan sanar", contó la especialista.
En ese sentido, explicó que algunos brujos entierran vivos a los animales y otros los matan y con la sangre 'pagan al cerro'. "Buscan curar a la persona que ha recibido daño", explicó.
Otro de los lugares infaltables para los curanderos es el cementerio de Nueva Esperanza de Villa María del Triunfo, donde la reportera de ATV Noticias encontró restos de un ritual de pacto con el diablo, como un saco unido a una vela negra.