Por: Juan Mauricio Muñoz (@jmmm1414)
Con un cigarrillo en mano, el periodista Luis Jochamowitz nos recibe en su casa de Chorrillos para conversar con Trome sobre su libro ‘Vladimiro. Vida y tiempo de un corruptor’, una investigación sobre Vladimiro Montesinos, quien fuera el todopoderoso asesor de Alberto Fujimori, el cual se publicó en el 2002 y después de 17 años se reedita.
En el libro se rompe la idea de que Vladimiro Montesinos era muy inteligente, sin embargo, tenía bastante miedo.
Era inseguro. Tenía traumas infantiles. Hablar sobre la inteligencia es muy discutible. La inteligencia teórica, de conocimiento, la abstracción o ese tipo de cosas no tenía. Tenía sentido de inteligencia práctica y oportunidad, tal vez más utilitarias. Probablemente en ese sentido era inteligente.
¿Era más astuto que inteligente?
Sí, muy rápido. Pero en el velero ‘Karisma’ se destruye. Cuando estaba por ser capturado perdió el control anímico, estaba bajo el poder de una enfermedad. En Venezuela no era nadie, aquí se sentía en su ‘hábitat’.
¿La relación de Vladimiro Montesinos con Jacqueline Beltrán fue tóxica?
Así lo veo. Había intensa atracción física. Ayudó a desequilibrarlo políticamente, porque sus últimas actuaciones fueron erráticas. Esa condición psiquiátrica en la que terminó en parte se debe a esa relación.
¿Y Fujimori?
Es un misterio. Ninguno de los dos quiere hablar, apenas sabemos cosas muy elementales. Allí está el secreto de lo que no sabemos de Montesinos y Fujimori. No sobre los hechos o actos de corrupción, sino de la psicología del poder que desarrollaron durante diez años. Fue una relación muy larga e intensa.
La casa de la playa Arica de Montesinos era un búnker...
Está diseñada para librarse de un ataque. Tiene torreones para disparar, puertas blindadas y de escape, pasajes secretos. El diseño de esa construcción es notorio. Pese a que la piscina y el jacuzzi son grandes, la habitación era pequeña y el televisor era gigante. A Jacqueline Beltrán le daba mareos y vértigo ver la televisión tan cerca, por eso tenía otra al lado.
¿Montesinos es el ‘padre de los mafiosos’ como, por ejemplo, ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’?
Sí. El lugar de trabajo donde Montesinos creó su sistema fue en la corte del Callao, allí desarrolló su método que consistía en lo que después se ha visto en ‘Los Cuellos Blancos del Puerto’, la conformación de una mafia: conceder, pedir favores y crear complicidades. Me da la impresión de que ‘Los Cuellos Blancos’ fueron desarticulados antes que se organicen completamente, tenían las piezas pero faltaban los juzgados del Callao, el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), y, finalmente, el poder político, que era Fuerza Popular.
El tiempo, algo que tuvo Montesinos...
Por mucho. Montesinos comenzó en el Callao antes de su vínculo con el poder. Estaba en juicios de narcotráfico y contrabandos. En el Callao sacó a mucha gente para puestos claves durante la dictadura de Fujimori.
¿Este Congreso es la herencia del fujimontesinismo?
Tienen rasgos. La influencia de Montesinos no es directa, es una influencia de métodos, visión de las cosas y hubo momentos muy asombrosos, como la pelea de Keiko y Kenji Fujimori, esos métodos hacían recordar a Vladimiro: grabaciones clandestinas, por ejemplo. Moisés Mamani era una cámara rodante, un ‘hombre bomba’, es un rasgo de Montesinos.
En el libro, Montesinos engrandecía bastante a Abimael Guzmán.
Para engrandecerse él y mostrar que había derrotado a un genio de la destrucción y él era el genio de la construcción. Quería reescribir el libro de ‘La guerra y la paz’, así lo llamaba. Debe haber centenares de horas grabadas de conversaciones entre Montesinos y Abimael en la Base Naval y en el Frontón, pero están ocultas. Las tienen el Ministerio del Interior o la Policía, no sé por qué no las muestran, debe ser una fuente de chantaje y el que lo sepa, pueda utilizarlas de una forma torcida. Aunque es muy discutible, tal vez ayude que en algún momento se entreviste a Montesinos o Abimael, ya es tiempo, para dejar atrás este tema y pasar a otras cosas, porque la política peruana es un eterna repetición.
Estuvo involucrado en el libro ‘Vizcarra’, de Rafaella León, ¿cree que la historia lo sindicará como un presidente correcto?
No sabemos. Su periodo de gobierno es muy breve. Tal vez sea una influencia política, puede marcar un nuevo comienzo. Llegó en un momento de descalabro en el país y debe cortar la raíz.