En una multitudinaria fiesta teñida de nostalgia, ayer cientos de miles de mexicanos asistieron en procesión durante varias horas al primer día de homenajes que el país centroamericano rinde a las cenizas de su ídolo Juan Gabriel, en el Palacio de Bellas Artes de la capital, cuna cultural de la nación.
El recinto abrió sus puertas por la tarde y miles, en una fila de al menos un kilómetro, desfilaban sin descanso ante la urna del intérprete de ‘No tengo dinero’.
Una gran fotografía de Juan Gabriel con los brazos abiertos daba la bienvenida a los presentes. La primera ‘guardia de honor’ estuvo integrada por su hijo Iván Aguilera, quien trajo los restos de su padre desde Ciudad Juárez, donde recibió el primer tributo.
“Oscura soledad estoy viviendo, la misma soledad de tu sepulcro…”. Con los compases de ‘Amor eterno’ interpretados por mariachis y en la voz de Fernando Mora, comenzó la gran despedida de Juan Gabriel, en un escenario montado en el exterior de Bellas Artes.
También cantaron Pablo Montero y el consentido del cantautor, Jas Devael, entre otros.
Al cierre de esta edición, las autoridades calculaban que al menos 700 mil admiradores de Juan Gabriel habían asistido ayer al primer día de homenajes en Ciudad de México. Hoy, se espera un número similar en la segunda y última jornada, pues el miércoles sus restos volverán a su casa en Ciudad Juárez.
Una docena de pantallas gigantes, ubicadas en los alrededores, transmitían las incidencias para los miles de fans de Juan Gabriel que se quedaron sin ingresar.
Entre los invitados estuvo el empresario peruano Walter Sachún, quien llevó a Juan Gabriel a Perú por primera vez en 1993.
‘ME DUELE EN EL ALMA’
Lucía Méndez, comadre espiritual de Alberto Aguiler Valadez, o simplemente Juan Gabriel, se hizo presente y dijo: “Mi compadre seguirá vivo por siempre, él es inmortal, solo me duele en el alma que ya nunca más recibiré un email de él”. Ella cantó y lució un vestido rojo que su amigo le elogió mucho cuando cantaron juntos.
PAYASITA
Paty Berumén, una payasita de 39 años, que vive en El Paso, Texas, dejó a sus seis hijos y a su esposo, hace una semana, para tomar un avión rumbo a Ciudad de México, y estar en la esperado homenaje.
“Yo, a mi ‘Juanga’ no lo quiero, lo amo y lo que le sigue. Por eso me vine, no avisé a mi familia, porque no me iba a dejar venir. He dormido aquí, en la calle, he pasado lluvia, calor y frío, pero vale la pena”, relató entusiasmada.
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