En una iglesia, el recién ingresado a la carrera de , tocaba la guitarra. Su grupo ganó un concurso y fue invitado a ‘Radio Santa Rosa’ y al mirar la redacción, llena de puchos de cigarros, tazas de café y gente entrando y saliendo, entendió que ese era su lugar en el mundo. Javier Ávila es productor del programa ‘Al estilo Juliana’, el noticiero de que conduce . Mil historias por contar y la seguridad de asumir que nació para esta profesión.

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Tus reporteros dicen que eres duro, ¿así fueron contigo?

Tuve varios jefes tiranos. Me presenté a pedir prácticas a Frecuencia Latina.

¿Cómo fue esa experiencia?

Me recibió Ricardo Muller de una manera muy singular.

¿A qué te refieres?

Estaba en su escritorio con una pistola y su vaso de whisky.

¿Y eso?

Decía que los terroristas lo querían matar.

¿Era bravo?

Su preferida era Mónica Chang. Ella una vez se ‘canjeo’ por un secuestrado y él la recibió con honores.

¿Qué le dijo?

Tú si tienes huev…y sacaba la billetera para premiarla. Y al que no conseguía, lo suspendía.

¿Otro bravo de esos tiempos?

El ‘Chino’ Higashi, tranquilo, pero con una frase te movía. Sino traías la nota, te decía: ‘Voy a mandar un periodista para que la consiga’.

¿Un momento de riesgo en tu trabajo?

Regresábamos de hacer el reportaje sobre el terrorista Artemio. Ya habíamos hecho la chamba y de pronto vemos, que en la carretera no se podía avanzar, los carros estacionados en fila y en el sentido contrario, no venía nadie.

¿Qué sucedía?

El chofer Manuel ‘Chopita’ Gómez, nos dice que mejor nos adelantemos y cuando fuimos avanzando, logramos divisar que delante de los autos, habían hombres con ropa militar, armas en la mano y controlaban el paso.

¿Siguieron?

Claro y a medida que nos acercábamos, pudimos descubrir que tenían un pañuelo rojo amarrado al brazo, con la hoz y el martillo.

¿Qué hicieron?

Quisimos retroceder, pero otros carros nos habían seguido, y ya era imposible volverse atrás.

¿Entonces?

El ‘Caña’ nos dijo: ‘Tírense al piso’ y el camarógrafo César Yarlequé y yo, hicimos caso.

¿Se fueron con todo?

Pasamos a toda velocidad y ellos empezaron a dispararnos. Nos metieron una ráfaga de balas que destrozaron nuestra móvil. Casi 200 metros más allá, nos estacionamos como pudimos. Me tocaba el cuerpo para ver si estaba completo, mi compañero lloraba.

¿Cómo terminó todo?

Nos bajamos, escondimos el vehículo y en eso apareció una patrulla militar disparando, nos tiraron al piso, le dijimos que éramos periodistas, revisaron nuestras credenciales, hicieron unas llamadas y al rato, nos levantaron y apoyaron.

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Imagino no es la única comisión peligrosa que te tocó vivir

Cuando fuimos a la guerra del Cenepa. Llegamos a Bagua y un militar nos dice que al día siguiente sobrevolaríamos por la zona en conflicto.

¿Fueron?

Estuvimos puntuales, nos subimos a un helicóptero y en pleno vuelo, los ecuatorianos empiezan a disparar.

¡Otra vez las balas!

Sí y el piloto apaga el motor y entramos en caída libre, perdiendo altura. Empezamos a vomitar, nuevamente prendía la nave, la apagaba y repetía la misma maniobra.

¿Alguna amenaza?

Habíamos llegado a Aucayacu, por un atentado que realizaron al Municipio del pueblo.

Sigue por favor

Ni bien pisamos ese suelo, pasaban motos que nos decían que debíamos irnos.

¿Los intimidaron?

Trataban y se acercó un hombre a decirnos que nos iba a contar la verdad, pero que saldría de espaldas y distorsionemos su voz.

¿Cómo siguió todo?

Habló del narcotraficante principal del lugar y su responsabilidad en el atentado. Nos fuimos al hotel.

Todo normal hasta ahí

Estábamos instalados y nos llaman de recepción. Me avisan que nos busca una persona y bajo.

¿Quién era?

Un tipo que me asegura que ya sabían lo que habíamos hecho, que tenían a la persona que declaró y que lo mejor era no publicar nada y en agradecimiento, me entregarían un sobre lleno de dólares, que llevaba en la mano.

¿Cuál fue tu respuesta?

Respondí que todo el material ya había sido enviado a Lima y que no teníamos nada con nosotros.

¿Te creyó?

Me comentó: ‘Estoy hablando por las buenas’

Tenías que usar otra estrategia

Le comenté: ‘Déjame ver qué hago’ y me subí a la habitación.

¿Entonces?

Les avisé a mis compañeros lo que estaba pasando. Acomodamos todos, subimos a la móvil y salimos por la parte trasera, a toda velocidad, y sin parar hasta ver un puesto policial.

¿Eres tan ‘cruel’ como dicen algunos de tus reporteros?

He sido duro, trato de tener todas las miradas de una noticia, pero he cambiado.

¿Te respetan?

Sí y muchas veces me dicen que conmigo aprendieron.

¿De no haber elegido esta profesión?

No se poner un clavo o un espejo, solo se hacer periodismo.

Un abrazo y gracias por tu testimonio

A ustedes por la oportunidad.

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