, ingiriendo una excesiva cantidad de pastillas antidepresivas que recibió en la cárcel, Richard Chase murió de sobredosis en la cama de su celda. Todo por evitar la cámara de gas a la que estaba condenado. Había vivido sus últimos tres años allí luego de pasar de degollar vacas y caminar bañado en su sangre a matar varias personas a las cuales también canibalizó.

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Durante ese tiempo, había acaparado los titulares de los medios bajo el sobrenombre del ‘Vampiro de Sacramento’. Pero no solo lo llamaban así. En el manicomio de Beverly Manor lo llamaron Drácula, por su afición de matar animales y beber su sangre.

Incluso, llegaba a inyectarse grandes cantidades de dicho fluido. Esto debido a que, según el mismo Chase, su corazón se estaba encogiendo y necesitaba de esa sangre para curarse. Como era de esperarse, no mejoró en ninguna de las instituciones mentales en las que estuvo.

PROBLEMAS INICIALES DE RICHARD CHASE

Su nombre completo era Richard Trenton Chase. Nació un 23 de mayo de 1950 la localidad de Santa Clara, California. Si bien su familia tenía dinero, era muy disfuncional. Su papá era alcohólico y violento, por lo que descargaba su ira contra su esposa. Al ser testigo de esos y más abusos, Chase empezó a mostrar desequilibrios psicológicos de pequeño.

Estas evidencias no eran más que la tríada de MacDonald: la enuresis, la piromanía y maltrato animal. Ellas representan la característica principal de un asesino en serie. Al llegar a la pubertad, esas conductas se hicieron más frecuentes, añadiéndole la adicción a drogas y el alcohol. Todo eso en conjunto, Richard empezó a experimentar paranoias que lo hacían pensar que lo estaban persiguiendo.

Richard Chase.
Richard Chase.

Cuando finalmente ingresó a un instituto psiquiátrico para ser tratado, en poco tiempo le dieron de alta para regresar con sus padres. Sin embargo, unas semanas después se mudaría a Sacramento con su compañero de clase. Allí empezó a consumir sustancias estupefacientes como el LSD, por lo que se volvió más peligroso y extraño.

Para 1976, Richard había empeorado de sobremanera, por lo que su padre lo volvió a ingresar al psiquiátrico. En el lugar, dormía con una cinta de naranjas en su cabeza, bebía sangre fresca de animales y se la inyectaba. Por primera vez, los médicos lo habían diagnosticado con esquizofrenia paranoide grave. Pero nada hizo que Richard esté más estable.

SUS CRÍMENES CANÍBALES

Para 1977, Richard volvió a estar en la calle. Incluso, un día lo encontraron caminando cubierto con sangra de vaca. Pero eso no era lo peor. El 29 de diciembre, decidió subirse a su carro con una escopeta y una pistola semiautomática. Mientras iba por las calles de Sacramento, vio al ingeniero Ambrose Griffin y le disparó varias veces. Al instante, huyó del lugar.

Al mes siguientes, volvió al ruedo. Mientras intentaba robar un hogar, Theresa Wallin, la inquilina embarazada de 22 años, intentó frustrar dicho acto. Sin embargo, Chase le disparó tres veces, la acuchilló y la mutiló. Por último, bebió su sangre. Cuatro días después, el 27 de enero, asesinó de la misma manera a Evelyn Miroth, Danny Meredith, su hijo Jason (6) y su sobrino David (2 años).

Cuando el cuerpo policial llegó al lugar, encontraron las huellas de Richard por toda la casa. Incluso, los vecinos dieron una descripción detallada del asesino. Al día siguiente se dio la orden de búsqueda. Para las 5 PM ya se tenía su identidad. Fueron a su hogar y él salió cubierto de vísceras y sangre. El recinto expedía un hedor y había órganos y huesos por todas partes.

ARRESTO Y CONDENA

Después de ser arrestado, Richard Chase confesó todos sus crímenes. Entre sus razones estuvieron que unas voces le pidieron que cometa el primer asesinato. Así también, comentó que arrancó las vísceras de sus víctimas porque “tenía hambre y me estaba muriendo. Mi sangre está envenenada y un ácido me corroe el hígado. Era absolutamente necesario que bebiera sangre fresca”.

Durante su juicio en 1979, alegó que era inocente por la esquizofrenia. No obstante, eso no fue suficiente para el jurado que lo consideró imputable y capacitado para enfrentar los cargos. Lo acusaron de planificar todos sus actos, ya que podía distinguir entre el bien y el mal. Finalmente, lo condenaron a la pena de muerte.

Fue enviado a la prisión de San Quitin, donde tiempo después sería encontrado muerto en su celda por sobredosis de pastillas antidepresivas. Prefirió ingerirlas antes de pasar por la cámara de gas. Siete años después, William Friedkin, director de El Exorcista, llevó al cine su historia en Rampage, su nueva película.

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